Gonzalo Duque Escobar

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@godues

El mundo llegó a los 8.000 millones de habitantes con China y la India como los países más poblados, al albergar ambos 2.853 millones de habitantes; y aunque antes la China estaba a la cabeza, ahora el país de Nehru y Gandhi con 1.428 millones, es la nación más poblada del mundo. Mientras China actualmente enfrenta problemas relacionados con las reformas de 1970, y con su historia política y cultural; al igual que la India también tiene grandes desafíos como desequilibrios regionales y brechas entre una inmensa población rural y otra más que se concentra en las áreas metropolitanas, caso Shanghái, Pekín, Chongqing y Tianjin para China; y en Nueva Delhi, Bombay y Calcuta para India, que es un país mucho más rural. Pero India, donde los grandes procesos de cambio no han concluido, aunque es la democracia más grande del mundo, tiene otros retos: el primero, se relaciona con las minorías, donde la dimensión religiosa estaría a la cabeza por tratarse del país con la mayor cantidad de hinduistas, yainas, sijes, zoroastrianos y bahais, y en particular porque debe resolver la división religiosa entre las minorías musulmanas y el nacionalismo hindú profundamente arraigados, ya que dicha segregación erosiona los fundamentos laicos de esta nación asiática, donde 1000 millones equivalentes al 80% de la población es india, contra 180 millones hindúes musulmanes que representan la tercera parte de los musulmanes del mundo.   
Esto no es todo; también la India debe afrontar otros desafíos, como mitigar el cambio climático y mejorar la calidad del aire en las ciudades, dos objetivos que exigen reducir los gases contaminantes que la ubican como el tercer país con más emisiones; además, debe erradicar la pobreza, el desempleo y el hambre asociados a desigualdades que impiden un crecimiento horizontal sostenido, empleando múltiples estrategias, entre ellas corregir la precaria conectividad vial existente entre las extensas áreas rurales y las zonas urbanas; y como si fuera poco, también deberá superar la corrupción y apalancar el desarrollo reorientando el crecimiento, aprovechando su capacidad tecnológica, dado que su moneda debilitada llegó en 2022 a un mínimo histórico de 82 rupias por dólar.
En cuanto a lo primero, para conciliar la seguridad energética con el compromiso de alcanzar al 2070 el nivel de cero emisiones de carbono, habrá que resolver la fuerte dependencia del carbón e impulsar políticas verdes y de desarrollo sostenible, razón por la cual se han vetado los plásticos de un solo uso desde el 2022 y se le apuesta a la fabricación de vehículos eléctricos buscando reducir los gases tóxicos que envuelven a las grandes ciudades, ya que al 2019 de las 30 ciudades más contaminadas del mundo, 21 estaban en India, donde el 51% de la contaminación es de la industria, el 27% por vehículos, el 17% por quema de cultivos y el 5% de otras fuentes.
Ahora, respecto a la pobreza y al hambre, aunque según el Índice de Pobreza Multidimensional entre 2005 y 2021 en la India salieron de la pobreza 415 millones de personas, el país a nivel mundial sigue teniendo el mayor número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza (228,9 millones), seguida de Nigeria (96,7 millones); y porque uno de cada cinco niños (el 21,8% del total) sufre de indigencia. Además, en el Índice Global del Hambre 2022, por los cuatro indicadores que allí se presentan: subnutrición, retraso del crecimiento infantil, decadencia y mortalidad infantil, se califica la India como “país con un grave problema de hambre”.
Y en cuanto a la revaloración de la rupia, este país asiático sufre las consecuencias de su neutralidad en el conflicto ruso-ucraniano, evitando condenar la invasión y llamando al diálogo, pero denunciando repetidamente el impacto económico del conflicto. Además, mientras India que es un país más agrario que China, al 2020 tenía una renta per cápita de 1.927 dólares, contra 10.434 dólares por persona en China que la quintuplicaba, la pregunta es ¿cómo podrá India acceder a la sociedad del conocimiento? La clave estará en implementar una revolución educativa, pero esto demandará recursos que, aunque sea la quinta potencia económica mundial, India deberá priorizar.