Son muchos los colombianos que están esperando con la cabeza gacha y sin mirar para los lados a que pasen estos dos años lo más rápidamente posible; sin embargo, las cosas no están tan fáciles como quisieran. Petro no está tan golpeado, su nivel de aceptación ronda el 30%, que es el mismo que tenía hace cuatro años. Todavía conserva mucho poder, nombró presidente de la Cámara de Representantes y en el Senado quedó un reconocido político del que cualquier cosa puede esperarse.
El modelo de gobierno que está siguiendo Petro es el de Maduro, que tiene el control absoluto del poder público de ese país, domina al ejército y al Consejo Nacional Electoral, por lo que logró que a pocas horas de haberse terminado las pasadas elecciones, fuera designado oficialmente como presidente y no está interesado en mostrar las famosas actas electorales. Petro no logrará tanto poder. Los contrapesos institucionales están funcionando; sin embargo, puso fiscal general y lo mismo hará con la Procuraduría General.
Hay que aclarar que todos los presidentes que hemos tenido han hecho lo mismo, también han puesto sus fichas en la Junta del Banco de la República. El problema es que Petro ha cumplido su tarea de luchar por imponer su ideología y controlar lo que más pueda el sector público y hasta el privado. La campaña electoral para el 2026 apenas está prendiendo motores. Hay que resaltar la enorme responsabilidad que tiene sobre sus hombros el registrador Nacional, por ser el encargado del manejo electoral del país. Al frente está el caldense Hernán Penagos, que no es de los afectos del presidente. Sin lugar a duda, va a ser objeto de permanentes ataques y cuestionamientos del presidente, de sus bodegas y de sus seguidores. Inclusive va a recibir ataques por simples sospechas. No tengo duda que Petro no va a entregar muy fácilmente el puesto y menos a una persona que no sea amigo, ni seguidor suyo.
La joya de la corona, la gallina de los huevos de oro del país es Ecopetrol. A la entidad que más plata le da al Estado, Petro la está matando. No le permite que cumpla con su objeto social y le saca recursos por todos los lados. Sus excedentes van en picada y recientemente vetó un negocio que apuntaba a generar buenas utilidades. Esto está sucediendo en un momento en el que el Gobierno está manifestando que se le acabó la plata. Según dice, tampoco tiene recursos para el 2025, por lo que está proponiendo una reducción muy significativa a la inversión -lo que será un fuerte golpe para la reactivación económica-. Sin embargo, está planteando un incremento muy alto para la nómina.
Para cubrir el faltante, está proponiendo las “inversiones forzosas” -que deben ser aprobadas por el Congreso- las cuales consisten en tomar una parte de los recursos que los colombianos tienen ahorrados en el sistema financiero y destinarlos a proyectos y programas del Gobierno. Esta propuesta ha generado una alta controversia y mucho temor en la comunidad por el alto riesgo de perder su dinero. El Gobierno no ha sido eficiente para sacar adelante sus programas y proyectos. Es mucho más lo que habla que lo que ejecuta, y además tiene muchos problemas con la corrupción de sus funcionarios.
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Bienvenidos los 38 mil millones del Gobierno nacional para remodelar el edificio de ingenierías de la Universidad de Caldas, lo que servirá mucho para el buen funcionamiento de la “nueva” facultad de Inteligencia Artificial e Ingenierías.