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Derroche sería si en el Eje Cafetero se dejara sin utilizar alguno de los escenarios construidos para los Juegos Nacional y Paranacionales que se desarrollaron entre noviembre y diciembre del año pasado. Es infraestructura que logró terminarse sorteando serias dificultades; porque antes de iniciar las justas hubo problemas de planeación, de falta de recursos y de trabajo conjunto entre los gobiernos nacional, departamentales y municipales que retrasaron la entrega de algunos proyectos que tuvieron que abrirse a medias para cumplir con esta cita nacional.
Todos estos espacios deportivos deben ser considerados una ganancia que hay que capitalizar y sacarles el máximo provecho. Uno de ellos es el Centro Internacional de Aguas Abiertas, que la Gobernación de Caldas construyó en Chinchiná a un costado del lago Cameguadua. En la obra se invirtieron $10 mil 423 millones y demandó 25 meses de ejecución. Cuenta con con piscina semiolímpica, cancha de voleibol playa, cerramiento exterior exigido por organismos internacionales, biciparqueadero para 250 bicicletas, zona de parqueo para kayaks; edificio con ascensor, restaurante, auditorio, área de control al dopaje, camerinos, gimnasio y zona de fisioterapia.
Toda una joya de la corona que muchos departamentos quisieran tener para el entrenamiento de sus deportistas y para realizar competencias náuticas. La triatleta María Carolina Velásquez, que compitió hace pocos días en los Olímpicos de París, participó en este Centro de Chinchiná en válidas de la Copa Colombia y de la Copa Continental. Su experiencia personal allí le permite afirmar que se trata de un escenario espectacular. Muy importante sería que la Secretaría del Deporte Departamental se pusiera en la tarea de ofrecer y vender los servicios del Centro Internacional de Aguas Abiertas fuera de Caldas e incluso del país. Allí hay oportunidades infinitas que no se pueden desaprovechar porque fue concebido como un centro de alta competencia.
En esa labor también debería estar la Fundación Impacto, que recibió el Centro a finales de febrero en comodato y está a cargo de su mantenimiento y ciudado porque hoy pueden acceder particulares pagando por el uso de áreas y se benefician la liga de triatlón y los clubes de natación de Chinchiná. Por qué no considerar que se convierta en sede de las ligas de natación, triatlón y actividades subacuáticas de Caldas, que sumado a la ejecución de eventos nacionales e internacionales promoverían una interesante actividad para Chinchiná en lo deportivo, lo económico y lo turístico.

Un espacio de estas características y posibilidades no puede quedarse exclusivamente para cubrir el entorno local, hay que ser menos temerosos y más audaces. Chinchiná y Caldas ya tienen lo más difícil: la infraestructura y la dotación, así falte habilitar la cancha de voleibol playa, lo que sucederá según anunció Impacto en septiembre próximo. Los gobiernos deben tener voluntad política y administrativa para que escenarios como este sigan cumpliendo el objetivo para el que fueron construidos. Lamentable sería para el departamento que se dejara deteriorar cualquiera de sus espacios o que llegue a convertirse en un elefante blanco porque no se use adecuadamente.