El público aplaudió emocionado y de pie por varios minutos a Elvira Escobar de Restrepo y a Octavio Arbeláez Tobón, cuando la presentadora de la inauguración del Festival Internacional de Teatro, Lina Trujillo, mencionó que estas dos personas superaban los 40 años detrás de este evento cultural, el más importante de la ciudad.

Esto ocurrió el lunes pasado, antes de la presentación de la obra Habub, del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella y de La quinta del lobo, en el Teatro Los Fundadores.

Minutos después, le correspondió a Arbeláez dar el discurso de apertura del Festival, tras las palabras del alcalde de la ciudad, Jorge Eduardo Rojas, quien anunció que este año fue difícil poder aportar más recursos, pero que seguro lo lograrán el próximo año, eso sí, con un proceso que esté vinculado a las Casas de la Cultura.

Las palabras de Arbeláez Tobón son una metáfora sobre los manizaleños y aquí las reproducimos. Se nos escapan el tono emocionado con que lo leyó Arbeláez, después de ese reconocimiento que en aplausos entregó el público del teatro.

Palabras

Hoy estaba donde el oftalmólogo. Pues aprovecho que vengo a Manizales y trato de hacer la batería de exámenes que, a los que pasamos de 60, nos son necesarios. Y Carlos Felipe Escobar, que es mi oftalmólogo, me comentaba: "qué bien que estás otra vez en la ciudad, qué bien que somos manizaleños".

¿Y qué es ser manizaleño? Y la pregunta que quiero reiterar aquí no tiene una respuesta fácil, porque somos todo. Somos como el alcalde que trata de hacer realidad las utopías, pero también construimos utopías posibles.

Somos enamorados de nuestro paisaje, de nuestras montañas, de los atardeceres, pero también tenemos la capacidad de traducir en realidad todos nuestros proyectos, todas nuestras ideas y de liderar a nivel nacional muchas iniciativas innovadoras que realmente repercuten en todo aquello que se llama un hacer cultural, y que está ligado a que no hay una arquitectura fija previamente, sino que siempre hay un observador investigando las expresiones cambiantes de un intérprete que es igual de dinámico.

En el teatro la investigación es mutua entre artistas y audiencias. Un actor regular, igualmente puede ser el Rey Lear por una noche, basando su actuación en la imaginación y función proporcionada para él por los espectadores. Entre los dos hay una relación de complicidad y por lo tanto de creación conjunta.

Nunca ha ocurrido que ningún teatro del mundo, que se sepa, hubiera una persona que desde la audiencia se haya parado gritando contra un actor: "Nos estás engañando, tú no eres Macbeth en realidad".

Esto demuestra que el teatro está detrás de una mente específica, una que es altamente democrática: compartir. Actor y audiencia, son felizmente tanto flecha como blanco.

Hoy tenemos la oportunidad de celebrar esta quincuagésimasexta edición de este festival, en que una junta comprometida con su ciudad, con la ciudadanía cultural, construye metáforas y nos hace pensar en que somos manizaleños y se nota.

Muchas gracias.

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