Foto | LA PATRIA
Jairo López López, líder social y presidente de la Junta de Acción Comunal de La Chorrera.
Wílmar Albeiro Carmona Tangarife murió antes de rendir testimonio por el homicidio de Jairo López López, un líder social, en marzo del 2024, en la vereda La Chorrera (Aguadas).
El hombre, natural de Abejorral (Antioquia), era señalado de participar en el crimen, pero aseguró que no tuvo responsabilidad en el hecho y decidió contarle a la Fiscalía lo que ocurrió, según él.
Lo que dijo, sin embargo, se usó como prueba de referencia en el juicio contra Carlos Marjeison, capturado como presunto responsable de homicidio agravado y porte ilegal de armas de fuego, que se lleva a cabo ante el Juzgado Primero Penal del Circuito.
Herido por la víctima
Entre las personas que pasaron por los estrados estuvo la esposa de la víctima, quien contó que fue quien recibió a los Carlos y a Wílmar en la finca. Luego de ofrecerles café, subieron a un potrero con Jairo.
Luego, la mujer escuchó unas detonaciones y al subir encontró a su esposo muerto, llamó a sus vecinos. Los presuntos asesinos huyeron en una motocicleta y desde otra finca lograron tomarles una foto, uno ensangrentado.
Wílmar narró que estaba parado frente a Carlos y el líder campesino, cuando el primero sacó un arma cortopunzante y la emprendió contra su víctima, a quien le propinó lesiones en pecho y abdomen.
Tirado en el piso y malherido, el hombre sacó un machete y atacó a Carmona Tangarife. En ese momento, su compañero habría sacado un arma traumática y le disparó al campesino, quien murió en el lugar.
En el camino se encontraron una camioneta y el conductor accedió a llevar al herido hasta el hospital de Aguadas. En el trayecto, Carlos se desvió y desapareció. Tras recibir atención médica, buscó a las autoridades para rendir testimonio.
Wílmar aseguró que no tenía nada que ver con el ataque, solo había acompañado al señalado asesino a reclamar un dinero, sabía que tenía un arma traumática con el objetivo de asustar a López López y no pensó que fuera a matarlo.
Recordó además que trabajaban juntos en un aserradero en Medellín y lo conocen como Diablo o Manolo, y habría pertenecido a un grupo criminal del Magdalena Medio.
Amenazas para callarlo
Wílmar aportó audios y conversaciones que sostuvo con Carlos, otro sujeto que habría sido compañero del señalado y hasta la esposa, quienes le aseguraron que lo matarían si no retiraba su denuncia.
Mostró su preocupación a un investigador porque se había filtrado la información de que él era el testigo del crimen. Al parecer, una deuda de $2 millones y la imposibilidad del líder campesino por pagarla, fue la causa del crimen.
Lo que sigue
Entre el 25 y el 26 de noviembre continuará el juicio, en el que testificarán testigos de la defensa.
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