La visita del presidente Petro a Manizales no dejó tranquilidad frente a procesos regionales. En su discurso disparó la frase, casi lapidaria, “concesión que revierta, concesión que no se prorroga. Se revierte a la Nación”. Lo anunció como una orden notificada a la ministra de Transporte. Intranquiliza este anuncio porque quiere decir que las vías concesionadas que pasan por el departamento -Autopistas del Café y Pacífico Tres- en cualquier momento de este Gobierno podrían dejar de ser administradas y operadas por firmas especializadas y con experiencia, para entregarlas, con sus peajes, a entidades como el Instituto Nacional de Vías (Invías).
Caldas sabe de la lentitud y la desidia del Invías en la ejecución de muchos proyectos que le encomiendan. Un ejemplo cercano a los manizaleños, villamarianos y personas que circulan por la vía Panamericana: la doble calzada entre Maltería y la Estación Uribe, que se ha demorado tres lustros sin concluirse, y se encuentra a cargo del Invías. ¿De veras es lo que necesita y quiere esta región y parte de su dirigencia política para destrabar iniciativas regionales como son las megaobras viales y de conectividad?
Estatizar, que es el propósito central del presidente Petro para todas las áreas del país, no es la solución por más que quiera demostrar que solo las entidades del Estado son las que cuentan con las herramientas suficientes desde lo público y que tienen cómo asumir todas las funciones que le obliguen. Colombia ya lo vivió, el antiguo Instituto de los Seguros Sociales (ISS) terminó reventado y prestando una deficiente atención a los ciudadanos, y ahora el servicio de salud para el magisterio, a cargo del Estado, con fuertes deficiencias que no han podido ser subsanadas, mientras los enfermos aumentan.
No se puede seguir satanizando, sin razón justificada, la experticia y la eficiencia de los privados para participar del ejercicio de lo público por delegación del Gobierno a través de licitaciones y concesiones. Que el país mantenga alianzas público privadas para lograr metas no es un capricho de nadie, es una estrategia que ha funcionado en Colombia, en Caldas y en el mundo. Se debe mantener estableciendo eso sí condiciones específicas de cumplimiento y de retorno de recursos cuando hay excedentes superlativos en la operación, lo que puede aplicarse para el caso de los peajes de vías concesionadas. Volvemos a insistir, indiscutiblemente debe revisarse la cantidad de peajes que hay en Caldas para Autopistas del Café, pero ese es otro tema de debate.
En lo que atañe al Aeropuerto del Café, motivo de la visita presidencial a Manizales para la apertura oficial de la licitación del lado aire de este proyecto, también se deben tener muy bien puestos los pies sobre la tierra. Los tiempos no dan para soñar con el inicio de obras este año, siendo optimistas podría darse en el segundo semestre del 2026. El Gobierno debe entender que se trata de un proyecto al que concurrirán firmas de privados internacionales, pero hay que tener cuidado con las restricciones que les impongan, que en lugar de blindar el proyecto, lo retrasen aún más.
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