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El acelerado aumento de adultos mayores, teniendo en cuenta que en Colombia se llega a este segmento a los 60 años, no debería tomarse dramáticamente. El cambio demográfico que estamos experimentando, especialmente en ciudades como Manizales, más bien debería asumirse como una oportunidad de oro para empezar a cambiar paradigmas que de muy poco han servido para entender la sociedad y ayudarle en su desarrollo. Ninguna persona debería considerarse vieja en este punto, y más allá de reconfortar con ello a quienes ingresan y pasan de esta línea cronológica, lo que se tendría que estar haciendo en el país es revisar la legislación y cambiar el rótulo que les ponen a las personas a partir de esta edad.
Es el momento de hacerlo, porque el crecimiento de los países y de las ciudades no puede estar dado sobre una base que percibe la adultez relacionándola con deterioro, con incapacidad, con pérdidas, con inutilidad. Bajo criterios como estos el desarrollo no podrá pasar del estancamiento. Hay que quitarse la venda de los ojos y de la mente para aprender a ver lo contrario. A los 60 buena parte de las personas llegan con salud; gozando de sus facultades; con ganas de seguir trabajando, estudiando, viajando y haciendo muchas cosas más; con capacidad adquisitiva; y especialmente con conocimientos, experiencia y sabiduría acumuladas para aportar a las comunidades donde están inmersos.
Si esa es la visión que se empieza a fomentar, con seguridad el miedo, el desprecio y la estigmatización hacia los adultos mayores se va transformando en oportunidades sociales y económicas para ir consolidando territorios en los que encuentren condiciones aptas para su bienestar y que por ello los elijan para vivir, como sucede en Manizales aunque por otras consideraciones, como la seguridad por ejemplo. Sin embargo, el camino apenas lo iniciamos y todo parece estar por hacer en esta materia. El DANE señala que este 2025 en Manizales las personas mayores de 60 años son el 21% de la población total, mostrando un crecimiento del 44% en la última década (desde el 2015).
Agosto es el Mes del Adulto Mayor en Colombia, y más allá de conmemorarlo lo que debe iniciarse es un trabajo para promover una amplia oferta de bienes y servicios para ellos y paralelamente darse la formulación y diseño de políticas públicas, que otorguen mayores garantías a esta población sin desconocer que se debe planificar para todos; es decir incluyendo a niños, adolescentes, jóvenes y adultos de manera que todos convivan y se respeten como integrantes de una misma sociedad y en la que cada uno hace su aporte. En esta ciudad se proyecta, de acuerdo con cifras DANE, que hacia el 2042 el 19,4% de su población será mayor de 65 años.
Significa que hay que irse preparando para este momento, no dejar que tome a nadie sin haber ejecutado los cambios que se requieren para que no se convierta en un problema. La predominancia de adultos mayores puede llevar lejos si se sabe capitalizar, porque siguen siendo sujetos activos, además de que muchos, así llegue la etapa de jubilación, continúan su participación en el mercado laboral muchas veces a través de emprendimientos y trabajos independientes. Lo que hay son oportunidades y la ciudad no puede desaprovecharlas.