Cuando el alcalde Jorge Eduardo Rojas llegó a 100 días de Gobierno en Manizales -abril del 2024- fue tajante en afirmar sobre la carrera 23: “Sueño con que sea peatonal”. Varios de sus antecesores contemplaron la misma idea, pero no lograron formular un plan serio. Rojas, en su segunda alcaldía, es consciente de que esto solo se puede hacer mediante un plan integral que contemple todas las opciones y a todos los actores para renovar el Centro Histórico de la Ciudad, que incluye la carrera 23.
No se pueden seguir perdiendo oportunidades, otras ciudades de Colombia han acogido la peatonalización para sus zonas céntricas con resultados positivos, y de ese tipo de experiencias hay que aprender. Parte de lo que se debe entender es que abrirle más espacio al peatón es una herramienta para generar mayor seguridad e impulsar el desarrollo comercial, cultural, turístico, ambiental y comunitario porque son áreas que se convierten en puntos de encuentro y ayudan a crear tejido social. Además contribuyen a la resolución de conflictos.
Sin lugar a dudas, la carrera 23 es la vía más lenta para la movilidad en Manizales, a lo que no solo le ha aportado la densificación del comercio informal en todas sus manifestaciones, también la multitud de actores queriendo transitar por todos lados y eso ha hecho que los peatones se lancen a caminar tranquilamente por las vías y quienes van en bicicletas, patinetas y hasta motocicletas no duden en circular por los andenes; además del parqueo de carros en las bermas o hacer compras desde los vehículos sin ninguna consideración del tiempo y de obstaculización del tráfico. Adicionalmente en la noche, la 23 es un foco de inseguridad.
Cartagena y Santa Marta llevan años con áreas céntricas peatonalizadas que hoy son imperdibles de visitar. Pasto comenzó a hablar de peatonalizar su centro histórico desde 1968 y lo empezó a concretar el año pasado con el proyecto Vital, al que le falta su segunda fase. Cali anunció esta semana la habilitación de un carril peatonal en los alrededores de la Plaza Caicedo, en el Centro, para abrirle más espacio al peatón y potencializar sitios emblemáticos y turísticos. La meta es ampliar estas zonas. Hay que vencer los temores a que la carrera 23 sea peatonalizada por completo, dejando la mayoría de calles habilitadas para el cruce de los vehículos. La Alcaldía y la empresa vasca Ingeniería y Dirección de Obras y Montaje presentaron el año pasado un proyecto al programa Pilotu 2025 del País Vasco para modernizar el Centro Histórico manizaleño. Ojalá que empiece a dar frutos.
Deberá hacerse bajo un Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) que lidere la Alcaldía y en el que participen gremios, academia, organizaciones, expertos, comerciantes -formales e informales- residentes y ciudadanos interesados en recuperar estas áreas y transformarlas en unas más amables, atractivas y posibilitadoras de desarrollos. No podrá ser un ejercicio aislado de vías adyacentes, para no trasladar problemas a otros espacios, y debería ir asociado a otras decisiones y medidas administrativas, especialmente en movilidad, espacio público y seguridad. La carrera 23 no puede seguir siendo el centro de los problemas.