Terrible la forma como ha escalado el conflicto Israel e Irán que lleva nueve días en un cruce de misiles y de bombardeos y no para, dejando a su paso heridos, muertos y devastación. Son dos países que históricamente se han tratado como archienemigos, librando batallas movidas por venganzas. Corresponden a sistemas opuestos y con aliados mundiales tan contrarios que impiden pensar en un cese al fuego.
Irán es una dictadura teocrática; forma de gobierno cuya autoridad se considera que emana de Dios, liderada por los ayatolás. Como aliados islámicos se cuentan Hamás, grupo armado y político palestino de la Franja de Gaza, y Hezbolá, considerada una organización militar no estatal concentrada en el sur del Líbano. Israel, de mayoría judía, está regido por un gobierno ultranacionalista, extremista; uno de sus aliados occidentales es Estados Unidos. Irán busca financiar a quien quiera exterminar a Israel. Israel le apunta a acabar con Hezbolá y Hamás así sea por medios violentos que están masacrando a la población gazatí.
El 7 de octubre del 2023 Hamás perpetró un ataque contra Israel en el que murieron unas 1.200 personas y centenares de civiles tomados como rehenes. A partir de ahí, Israel ha activado graves ofensivas, ensañándose contra Gaza, donde han muerto miles de civiles, y los sobrevivientes están sometidos a los bloqueos de Israel para que no lleguen alimentos ni medicinas, muchos están muriendo de hambre. Recientemente Israel atacó instalaciones nucleares y objetivos militares en Irán alimentando más la ira. Teherán ha respondido lanzando proyectiles y drones contra importantes estructuras en Israel, donde también hay muertos y heridos.
El peligro es que Irán siga avanzando en la producción de armas nucleares, que lo convierte en un país incómodo y peligroso para la región y también para Estados Unidos que ha buscado intervenir sin éxito. El presidente Trump ha tratado de llegar a un acuerdo nuclear imponiéndole un ultimátum a Irán, y en medio de sus ligerezas advirtió que todo el mundo debería salir de Teherán, lo que ocasionó que muchas personas estén buscando dejar esa capital. Trump no sabe hoy si Estados Unidos va a participar de esta guerra, anuncia una decisión en dos semanas, dilación que no ayuda a paliar la situación. En un ambiente tan caldeado, ningún líder, menos un presidente, debería estar atizando una guerra. Teherán alcanzó objetivos en el centro de Israel que representan un fuerte golpe para su cúpula de hierro, el sistema antimisiles israelí que se consideraba impenetrable. Esta es una guerra que fácilmente puede tener un punto de quiebre y comprometer a más regiones del mundo.
Intimidados, varios países de la zona, como Turquía, anunciaron más compra de armamento. Pueda ser que esta reactivación del conflicto Irán-Israel no genere una carrera armamentista y se les olvide a todos que no se pueden distraer con ello frente a la gravedad de lo que sigue ocurriendo humanitariamente en Gaza con millones de personas. Todos deberían estar buscando salidas diplomáticas, incluyendo los países aliados, para que no haya más pérdida de vidas. Ya han sido más que suficientes.
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