La Federacafé ha demostrado que en casi ya 100 años de existencia al frente del gremio lo ha sabido mantener. No se puede desconocer la importancia que representa como apoyo al caficultor, a sus familias y a las comunidades productoras del grano.
Realidades bien disímiles les ha tocado asumir a los cafeteros colombianos. La cosecha este fin de año no fue buena, se registró una baja estimada entre el 30% y el 50% con respecto al año pasado. Es un sector al que se sigue dejando sin ayudas suficientes para paliar necesidades como la fertilización y la renovación. Por fortuna, del otro lado están los buenos precios, hasta de $3 millones 380 mil por carga, que han permitido compensar los gastos junto a la buena calidad que se mantiene. 105 países demandan el arábigo nacional por considerarse el más suave del mundo.
Estos aspectos y los retos que debe asumir el gremio ocuparán desde hoy las discusiones del 94 Congreso Cafetero en Bogotá, que se extenderá hasta el viernes. Punto central deberá ser el futuro del contrato del Gobierno nacional con la Federación Nacional de Cafeteros para administrar, recaudar e invertir los recursos que resultan de las exportaciones de café, que se ha venido manejando desde hace 97 años con posibilidad de prórroga por periodos de 10 años; además de las ganancias de la comercialización de productos de la fábrica Buencafé Liofilizado, los dineros de la venta nacional y extranjera de café verde y las regalías que ingresan por el uso de la marca Juan Valdez. La administración la hace la Federación a través del Fondo Nacional del Café, en un contrato que termina el 11 de julio del 2026 y que corresponde a ingresos tasados en unos $650 mil millones.
El sector cafetero, que se ha mantenido firme por la Federación, no puede seguir operando atemorizado. El presidente, Gustavo Petro, y varios de sus ministros han contemplado que estos dineros parafiscales de la caficultura pasen a manejo directo del Gobierno nacional. Sería un grave error. La Federacafé ha demostrado que en casi ya 100 años de existencia al frente del gremio lo ha sabido mantener. No se puede desconocer la importancia que representa como apoyo al caficultor, a sus familias y a las comunidades productoras del grano.
Esperamos que al final de este Congreso, en el que se espera la asistencia de los ministros de Hacienda y de Agricultura, se pueda anunciar tranquilidad por otros 10 años, para evitar que haya más golpes a los cafeteros, pérdida de empleos y afectación a la institucionalidad de la cual también forman parte las 33 cooperativas de caficultores con las que se busca comprar el grano al mejor valor, y Cenicafé, en la vía Chinchiná-Manizales, dedicada a la investigación para trazar científicamente el rumbo de la caficultura.
Otro reto clave de abordar en este Congreso Cafetero, también con el Gobierno nacional, es establecer estrategias para impulsar y aumentar el consumo interno de café, porque actualmente está cuantificado en 2,2 kilos por persona al año, comparado con el de otros países productores como Brasil que llega a 8 kilos y Finlandia a 12 kilos. Vital saber darle impulso entre toda la población a lo que estableció la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) en cuanto a que el café es una bebida saludable. Todo esto le apuntará a que mejore la productividad y la rentabilidad para los caficultores, que son quienes siguen sacando a flote parte de la economía nacional a pesar de las adversidades.