En cualquier momento pueden detonar, bien sea porque ocurra una emergencia en alguna de estas laderas de la ciudad ocupadas informalmente sin cumplir ningún requisito, o por alteración del orden público.
Manizales sabe muy bien lo que es la ocupación de terrenos no aptos para vivienda. Por este motivo se han registrado muchas tragedias con muertos, heridos y pérdidas materiales imposibles de cuantificar. Casi todas ocasionadas por deslizamientos, incendios, inundaciones, terremotos; de allí que se tendría que contar con mayores aprendizajes, quizás frente al resto del país. Por ello no se compadece que por inoperancia de las autoridades se hayan dejado crecer los llamados asentamientos informales.
La Personería municipal identificó por lo menos 60, aclarando que pueden ser muchos más porque existe un alto subregistro y no se cuenta con mecanismos para establecer con exactitud el número de ocupantes y dónde se encuentran. Lo que se identifica hasta el momento es que pueden ser al menos 6 mil personas en estos espacios, y lo más grave, que 45,2% del total de asentamientos están en zonas de alto riesgo o de protección ambiental y 19,7% en zonas de riesgo medio que deja en mayor peligro a los ocupantes.
No es digno ni protege a las personas y tampoco garantiza su integridad que las autoridades municipales sigan permitiendo que los asentamientos informales se extiendan sobre este tipo de terrenos sin que nada ocurra, sin que se actúe para iniciar procesos administrativos de desalojo o demandas contra los que estafan a los más vulnerables y se dedican a vender tierras que no son suyas sino del Municipio o de privados, igualmente demandas contra los que contando ya con una vivienda fingen que no la tienen y construyen cambuches como punto de partida para acumular más propiedades. Fuera de esto, hay fallos judiciales de por medio que tampoco se han cumplido y que involucran a la Administración para que haga estudios y reubicaciones con quienes realmente requieren vivienda, como se espera del llamado Mirador de Samaria, que puede estar llegando a ser el asentamiento informal más grande de la ciudad.
Siempre que nos ha correspondido referirnos a este problema urbano hemos hecho un llamado para que la Alcaldía y todas las instituciones a las que les corresponda construyan y adopten cuanto antes una política pública integral que detenga el crecimiento exponencial de estos asentamientos, a los que está llegando también un buen número de población migrante nacional y extranjera, pero en condiciones poco humanizantes porque fuera del riesgo que les rodea, carecen de servicios públicos y de espacios que les brinden siquiera mínimas condiciones de vida. Fuera de los conflictos sociales que desde allí empiezan a emerger, sin que se pueda hacer mayor control institucional.
Son una especie de bombas de tiempo las que se están dejando conformar en Manizales, que en cualquier momento pueden detonar, bien sea porque ocurra una emergencia en alguna de estas laderas de la ciudad ocupadas informalmente sin cumplir ningún requisito, o por alteración del orden público. Igual que la Personería, reconocemos positivo que la Alcaldía haya iniciado 183 procesos policivos por este concepto, pero también compartimos que eso solo no es suficiente y que hay que ir más allá con un plan integral. Por lo pronto, ante la ausencia de apoyo nacional al sector vivienda se deben buscar opciones locales porque lo urgente es evitar nuevas tragedias.