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El Gobierno nacional está sentenciando a Caldas con las declaraciones del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, en su reciente visita. “No es el momento para Aerocafé, hay que buscar mejores condiciones. Para eso está la terminal aérea de Pereira”, respondió una vez interrogado sobre el futuro de este proyecto en Palestina, que es el anhelo para mejorar la conectividad y la competitividad del departamento. Por primera vez el Gobierno se sincera con lo que le espera en los siguientes dos años a esta iniciativa, al menos desde la Presidencia.
No ha hecho nada para jalonar la construcción del aeropuerto aunque existan compromisos como Nación, como sí lo han hecho la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales en cumplimiento de obligaciones establecidas. El Gobierno ha sido antagónico, impidiendo entender cuál es su intención real con Aerocafé. Primero se refirió a que era un proyecto de las élites, pasó a decir que se debía poner en blanco y negro porque había corrupción, luego que sí se podía desarrollar con militares. Después se conoció que el presidente en unas tres oportunidades dijo que tenía interés en ejecutarlo, y en su última visita a Manizales anunció que se imaginaba un aeropuerto minimalista, del que nadie supo dar cuenta.
Se creía que había desconfianza porque las obras, que se quedaron en movimiento de tierras, se encuentran suspendidas desde el 12 de julio del 2022 por problemas con la firma española OHLA como contratista, que paró labores por supuestos incumplimientos de la región. Esto pasó a ser un problema jurídico que está para decisión de un tribunal de arbitramento. Sin embargo, el presidente Petro y el Ministerio de Transporte aseguraron al gobernador que las obras se podrían retomar después del fallo en agosto de este año, pero ahora la versión del ministro Bonilla, en quien recae todo el manejo fiscal del país, echa al traste cualquier posibilidad.
Cada vez se hace más complejo disponer de los recursos que se tienen en una fiducia para Aerocafé, al que le habían garantizado $603 mil 662 millones, de los cuales el gobierno de Iván Duque comprometió $518 mil 449 millones vía vigencias futuras, pero ahora con el recorte anunciado por Bonilla al presupuesto nacional de este año por $20 billones debido a que no cumplieron metas de recaudo, solo le estarán apostando a las prioridades de inversión y este aeropuerto no se encuentra en la lista. No podemos seguir tan tranquilos obligados a viajar por el Matecaña de Pereira, esa no puede ser una solución, porque a todas luces aumenta los costos de viaje y nos sigue restando competitividad.

Caldas debe empezar a considerar si jurídicamente puede salir a buscar un interesado en una alianza público-privada con el que se pueda construir Aerocafé. Muchas personas ya han hablado de esta figura de la que se debe echar mano. El gobernador de Caldas, Henry Gutiérrez, quiere seguir confiando en la promesa del presidente y del Ministerio de Transporte, pero cada día que pasa Aerocafé es una obra más costosa y con mayores dificultades para seguirla ejecutando. Se debe tomar una decisión pronto porque Caldas se merece un aeropuerto digno.