Hace dos semanas en este mismo espacio me referí a los que, en mi opinión, fueron los cinco hechos económicos más significativos del 2024. Ahora conviene hacer un ejercicio similar pero con los cinco temas que marcarían la agenda económica del próximo año. Veamos.
- Finanzas públicas: Es grande la incertidumbre derivada del cierre fiscal del 2024 y el cumplimiento de la Regla Fiscal. Más aún, habrá que ver en cuánto se recorta el presupuesto del 2025, de $523 billones, para reconciliarlo con un recaudo tributario que viene a la baja. Y súmele el trámite de la ley que pondrá en práctica la reciente reforma al Sistema General de Participaciones, que augura “algunas” nuevas reformas tributarias.
- Riesgo país: En función de todo el punto anterior, ya varias agencias calificadoras de riesgo han advertido preocupación sobre el panorama macroeconómico colombiano y, de darse las condiciones, no descartarían una reducción en la calificación crediticia del país, lo que traería consigo nefastas consecuencias como el incremento del costo de financiamiento público y privado, la disminución de la inversión extranjera y el encarecimiento del dólar, por citar solo algunas.
- Economía estadounidense: Si se materializan los vaticinios de distinguidos opinadores económicos gringos, la agenda del gobierno Trump estará marcada por un período inicial de recalentamiento económico, con las consecuentes presiones inflacionarias que deberán ser atajadas con menores recortes, incluso incrementos, en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal. Todo ello derivará, para Colombia, en presiones alcistas para el dólar, con las consabidas implicaciones en materia de inflación.
- Estado de la gobernabilidad: La reciente “ruptura de relaciones” del Presidente colombiano con las comisiones económicas del Congreso marca un punto de quiebre en su tercer año de mandato, en medio de la cada vez mayor polarización y del trámite de las reformas a la salud, la laboral y la del régimen de competencias de departamentos y municipios, entre otras. Especialmente la primera podría no sólo agravar el deteriorado estado de las finanzas públicas, sino dejar a cientos de miles de personas expuestas a problemas en el acceso a los servicios de salud.
- Sector financiero: La feroz competencia que atraviesa la banca tradicional a manos de entrantes disruptivos como Nu Bank, la puesta en marcha de la plataforma de pagos gratuitos del BanRepública y los recientes ajustes a la operatividad del 4x1000, todo ello, avizora un buen año para los consumidores financieros. Este sector, catalizador de toda la economía, podría ser la sorpresa positiva del año. Ojalá que la tasa de interés no agüe la fiesta.
Y como siempre sucede con el compromiso de última hora que ‘descuadra’ la agenda, el próximo año también habrá que atender las posibles implicaciones del nuevo salario mínimo en la economía: una mayor carga para la nómina estatal y por supuesto para la del sector productivo, su impacto en la inflación, la incertidumbre que plantea en la tasa de interés, el golpe al empleo y el mayor incentivo a la informalidad laboral. ¡Complicado año 2025!