Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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Para quienes amamos El infinito en un junco nos es difícil tomar distancia desde entonces de la obra de la española Irene Vallejo. Porque tras lograr esa hermosa declaración de amor a los libros no nos dejó margen para cuestionar sus opiniones o su interpretación del mundo.

Y esto lo ratifica ese título oxímoron de su más reciente obra, El futuro recordado, que igual que en Alguien habló de nosotros recoge buena parte de su obra periodística. 126 columnas de opinión, de poco más de 300 palabras, publicadas en Heraldo de Aragón.

Lo que hace, como ya nos tiene acostumbrados, es beber de los mitos y de la historia de los antiguos pueblos y pensadores para interpretarlos en perspectiva del hoy.

Su conocimiento del español, del origen de las palabras como la filóloga que es y de la literatura clásica, la han convertido en una autoridad, que es seguida por millones de fanáticos en el mundo. Su visita el año pasado como invitada especial a la Feria del Libro de Bogotá, ratificó la capacidad que tiene de concitar almas alrededor de la lectura.

También recibió uno que otro guijarro, que nos molestó más a sus hinchas que a ella misma, que como buena pensadora, acepta a quienes la critican sin reparar mucho en ello.

En este libro hay una línea argumentativa que la pone más bien del lado de los estoicos, esos pensadores que nos enseñaron a tomar las cosas con calma, a valorar lo que tenemos, a desear poco y a solucionar los problemas uno a la vez, teniendo perspectiva de que somos apenas partículas del universo y que ninguna de las situaciones que nos parecen van a afectar hasta los cimientos nuestras vidas, son de alguien más. El mundo seguirá girando independiente de las decisiones que tomemos al respecto.

Así trae a colación a Marco Aurelio, a los héroes que asumen los castigos de los dioses, a Solón y a otros más para darnos cuenta de que la velocidad que nos quieren imponer en el mundo actual, en la falta de capacidad para disfrutar de lo que sucede, por eso invita a volver a la vida contemplativa, a no terminar sobregirados en la transacción del disfrute y el tiempo, en entender que son los pequeños detalles los que se nos quedarán en la memoria, seguro con mucho más fuerza que las técnicas que nos esforzamos tanto en aprender.

Los juegos de palabras son su cierre preferido para cada artículo. Es una lección para tanto columnista que pide y pide espacio para decir lo que quiere, pero a los que se les puede entregar página entera y no terminan diciendo nada. Al contrario, ella opta por esa máxima de Baltasar Gracián, al que le dedica algunos de sus escritos, que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

A quienes nos gusta saber del origen de las palabras, encontramos también lecciones para entender cómo se relacionan ciertos términos o cuándo perdieron su definición original para designar precisamente lo contrario de aquello para lo que fue creada la palabra.

También es una invitación a releer a los clásicos, porque ella va demostrando cómo eso que escribió Homero o Sófocles o Virgilio termina necesariamente sirviendo para hablarnos de cosas del hoy, para recordar el futuro, aunque parezca una broma.

Este año regresa España a la Feria del Libro de Bogotá y será otro destacado escritor de la península el encargado de dar el discurso de apertura, Javier Cercas, uno de esos autores que nos gustan tanto y nos permitirá recordar a Irene Vallejo y a que es una seductora para acercarnos a la palabra impresa.

Ella habla con tanto amor de estas, que nos convence pronto y queremos encontrar en los textos.

Al buscar un título para esta columna recordé la canción de Fito Páez Tumbas de la gloria, que tiene todo que ver con las columnas de las que habla  este libro, así como los otros textos que la autora decidió agregar en él. Canten conmigo y #HablemosDeLibros.

 

Algo de vos llega hasta mí

cuando era pibe tuve un jardín

pero me escapé hacia otra ciudad

y no sirvió de nada

porque todo el tiempo estaba yo

en un mismo lugar y bajo una misma piel

Y en la misma ceremonia

yo te pido un favor, que no me dejes caer

en las tumbas de la gloria...

 

Subrayados

* Un final es siempre el lugar donde algo empieza.

* Desconfiemos de quienes pretenden que seamos rebeldes siguiendo sus instrucciones.

* Los antiguos nos enseñaron que una ciudad es verdaderamente fuerte cuando la violencia no habita sus calles.

* Ha llegado el momento de convertir la serenidad en rebeldía.

* El cuento debe dibujarse con la rapidez eléctrica y fulminante de un relámpago sobre el horizonte.

 

Reproducción | LA PATRIA

El futuro recordado, de Irene Vallejo, un libro para leer en dosis como las columnas que reúne.

El futuro recordado, de Irene Vallejo