Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
Correo: editornoticias@lapatria.com
X (Twitter): @fernalonso
A es un pueblo entre Antioquia y Caldas, que antes fue un fuerte productor de café, pero cuyo mercado ha ido cambiando de manera abrupta por el cultivo de aguacate. También se trata de una región que fue azotada por la guerra en los años 90 y donde hay un monumento al sombrero.
Parece Aguadas, de donde es oriundo el autor de Las medidas del engaño, Yefferson Ospina, pero no lo dice. Sí menciona con nombre propio a Medellín, a Manizales, a Cali, pero no a ese sitio de su inspiración, ese lugar de su infancia, de carencias, llamado A.
El protagonista, Emiliano, es ahora un periodista cansado de escribir noticias para los motores de búsqueda, de engañar con titulares que poco o nada resumen de la realidad de una información. Un joven que se hizo contra la fuerza de los hechos, las precariedades con las que vivió en su pueblo.
La novela habla de cómo hay personas a las que la vida se les pone cuesta arriba, desde su más tierna infancia. Cómo, excepto él, los amigos terminaron en el Ejército como única opción, además por una idea alimentada desde la propaganda con series televisivas como era Héroes de honor. Contra esta serie hay una diatriba constante en las páginas de esta novela.
El título no es el más atractivo, aunque el autor lo defiende muy bien en las páginas interiores, dando cuenta de cómo la vida es un engaño para muchos, para estos jóvenes que llegaron al Ejército con un sueño y terminaron siendo usados para cometer delitos como las ejecuciones, donde los muertos eran los mismos pobres como ellos.
Puede leer: 'Las medidas del engaño', radiografía sobre el conflicto armado en Caldas.
La nostalgia está presente en todo el texto, por cómo se vivían épocas felices cuando se era adolescentes, cómo el paseo a un río se convertía en un ritual permanente, pero también nos da idea de cómo tenemos una generación en Caldas que fue atravesada por esa dura guerra que vivimos aquí entre los años 90 y los primeros años de este siglo.
Cómo la violencia marcó actitudes, silencios, temores y también huidas. Emiliano vuelve a sus raíces y no encuentra lo que busca, pero sí empieza a configurar la posible narración de algo, contar la historia de sus amigos, todas fracturadas por la vida misma y por la dureza de la violencia en Colombia, que muchos de los habitantes de los municipios caldenses tuvieron que ver de manera cruda en esos años terribles.
También aparecen las voces de quienes han logrado que su experiencia en la guerra los lleve a otras latitudes, de esos que terminan como mercenarios en países donde los petrodólares conquistas conciencias. Es una novela que tiene todos los componentes de la denuncia social, de la falta de oportunidades de nuestro país.
El intento por dar voz a cada uno de los personajes termina a veces por confundirse en una sola voz. Tal vez sea a propósito, pero seguramente conoceremos otros textos de Ospina y esto que no salió tan bien en esta ópera prima, resulte mejor en el futuro. Escribir es mejorar con el tiempo.
Además se trata de un autor caldense y quienes lean este trabajo se identificarán pronto con los paisajes, con la neblina, con las casas de bahareque y las carreteras polvorientes, también con la desazón por ver cómo pasan los años y muchos de nuestros pueblos no ven que el progreso se refleje en calidad de vida para todos.
Mejor dicho, léanlo y #HablemosDeLibros y de nuestras realidades, también de nuestros escritores jóvenes que están llamados al relevo. Estaremos pendientes para seguir su obra.
Subrayados
* Era básicamente una analfabeta. No una tonta, una analfabeta. La diferencia es sutil, pero abismal.
* Su presencia implicaba por sí misma un sentido de la libertad tan radical que fue imposible que no la consideraran una amenaza.
* Nuestra infancia, ese tiempo tan romantizado, fue también la enumeración de lagunas de las formas más crueles en que la Tierra es el infierno.
* Escribir, como recordar, no es más que un tortuoso proceso de desfiguración.
Reproducción|LA PATRIA
Las medidas del engaño, ópera prima de aguadeño Yefferson Ospina, publicado con el sello Random House.
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