Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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Se acaban de publicar dos nuevas novelas de la galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2024, Han Kang. Se trata de Actos humanos y de Imposible decir adiós, obras de una profundidad impresionante y que nos sirven para recordar las tragedias de nuestros países.

A veces se olvida que la moderna Corea del Sur también estuvo dirigida en algún momento por bárbaros que ordenaron abrir fuego contra sus coterráneos.

De eso se trata Actos humanos, de recordar la matanza sucedida en la ciudad de Gwangju. Es un documento de una crudeza y a la vez, belleza, que no puede describirse fácilmente aquí, sino que toca adentrarse en él y decantar las historias allí contadas. Ha sido todo un descubrimiento para mí, que tenía casi nulo conocimiento de ese hecho.

Me hizo recordar obras como La ceiba de la memoria, del colombiano Roberto Burgos Cantor; o La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexievich; o Kaputt, de Curzio Malaparte, entre tantas obras maestras que nos hablan de la necesidad de reconstruir el pasado para poder sanar las heridas, si es que puede llegarse a ello alguna vez cuando se abren tantas heridas.

Las escenas de cómo muchos vivieron esa tragedia y luego empezaron a buscar a sus muertos nos recuerda a esta Colombia nuestra con tantos desaparecidos y tan incontables padecimientos. También nos habla de la insensatez con la que algunos abordaron la posibilidad de un levantamiento contra el régimen militar sin considerar que la inocencia iba a llevarlos al sacrificio como si fueran animales al matadero.

 

Libro segundo

Las imágenes de la muerte son sobrecogedoras, además de que toma para su relato personajes tristes, tanto vivos como muertos. Un libro que hace que al final se sienta una carga pesada. Por eso, tal vez fue un error de mi parte continuar de una con Imposible decir adiós.

Este libro está conectado con el anterior, pues la protagonista es la escritora del primero, de tal manera que los fantasmas de esa obra empiezan a perseguirla en pesadillas, presentes en ambos textos, pues cuando se cierran los ojos, la barbarie sigue allí.

En esta segunda obra de la que hablo, Kang habla de la historia de dos amigas que se han unido por el trabajo y por cómo aprendieron a conocerse. La primera sufre un accidente y pide una misión casi imposible, que su amiga vaya hasta la isla de Jeju para que pueda salvar a su ave que se encuentra sin quién la alimente.

Por momentos, el libro se torna de una descripción pasmosa, de manera que se vuelve pesado. Incluso me hizo recodar -por la descripción de una fuerte nevada y cómo la vive en situaciones complejas y contra todo la protagonista-, al anterior Nobel, Jon Fosse, con esos paisajes helados tan noruegos que hacen que la lectura parezca una tormenta contra la que se es incapaz de caminar.

Pero este libro también habla del poder de la amistad y con algunos pasajes sobrenatuales o ensoñadores nos recuerda que hay conexiones entre los seres humanos que se tornan difíciles de explicar, pero que suceden. Cómo superar ciertos traumas, cómo cambiar la vida de un día para otro sin más, cómo asumir lo que la vida nos pone por delante, sean retos o satisfacciones.

A medida que vamos conociendo más de la obra de Kang, también nos vamos dando cuenta de su poder poético. Incluso en cada libro va introduciendo ciertos versos que nos muestran a alguien que tiene la sensibilidad para meterse con temas de hondo calado como solo los poetas saben hacerlo.

Estos dos libros distan en parte de La clase de griego y de La vegetariana, de los que ya he escrito aquí antes, porque en estos los relatos son más íntimos.

En Actos humanos hay una voz coral, es un relato que van contando los supervivientes o las víctimas y nos van llevando a los años en que es posible hablar de algo que antes no, mientras que Imposible decir adiós, nos muestra los apegos y los describe también en una especie de diálogo intercalado, pero que al final también son las voces de las amigas y de sus fantasmas. Esos que las persiguen y que les impide despedirse para dejarnos con un final frío, casi abierto y agónico, para que el lector pueda llenar los espacios.

Un par de libros que entran entre los clásicos asiáticos desde muy pronto con esta joven Nobel que tiene cuerda para rato.

Léanlos y #HablemosDeLIbros, eso sí, les recomiendo que se den un espacio entre uno y otro. Yo sé por qué se los digo.

 

Reproducción | LA PATRIA

Dos nuevas obras traducidas por Sunme Yoone al español de la Nobel de Literatura Han Kang.

A medida que vamos conociendo más de la obra de Kang, también nos vamos dando cuenta de su poder poético.