Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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Luis, hermano mío es una declaración filial de Beatriz Caballero a su hermano, el pintor, el reconocido artista que falleció víctima del VIH, después de una exitosa carrera.
Bueno, lo más destacable del libro es, por supuesto, la cantidad de imágenes en papel de calidad que permiten apreciar los cuadros, los diseños y también los momentos, estos en una amplia selección de fotografías que se conservan del pintor. A esto hay que anotarle, que bien habría valido la pena ponerles algún pie de foto o índice de imágenes. Así, permitiría que, sobre todo, en las fotografías, se identificaran los personajes. Aunque en algunos se ha de deducir de quién se trata, por los lugares que ocupan entre los textos, no siempre es posible, y al tratarse de personas, no siempre conocidas para el grueso del público, pues esto habría ayudado.
Resulta importante anotar que en Colombia, la literatura testimonial o con este tono confidencial sobre pecados familiares, por llamarlo de alguna manera o, preferiblemente, sobre las sutilezas que arropan los secretos de la vida en familia, pues no ha sido bien visto.
En este caso, Beatriz Caballero desnuda su relación con su hermano, Luis; la de este con Antonio, ambos fallecidos. Y, también, algunos secretos de su papá, el escritor Eduardo Caballero, el del Diario de Tipacoque, que humanizan a este hombre que estudiamos como uno de los grandes intelectuales del siglo pasado en nuestro país.
Es un libro para ojear, para leer, para comprender la vida de los artistas y para aprender de arte y de cómo viven de él aún algunos tocados por la musa.
Me sigue inquietando en estos libros que leo últimamente y que dan cuenta en algunos apartes del momento de la muerte, lo difícil que resulta la vida cotidiana después de que el ser querido ha partido. Sobre todo, por las minucias legales, de oficina, burocráticas, que nos obligan a actuar con pragmatismo, mientras las emociones nos tienen vueltos un nudo.
Interesante leer este testimonio en clave de chisme, entrañable, del amor que se tenían un par de hermanos. Encontrarán también algunas cartas escritas por Luis, un par en versión facsimilar de su puño y letra difíciles de entender, y otras fueron transcritas. También es un texto sobre las decepciones, las pequeñeces que mostramos los seres humanos, en momentos en los que quienes nos necesitan reclaman nuestra presencia y somos incapaces de brindársela. Lean a la Caballero que narra a Caballero y #HablemosDeLibros y de uno de los grandes pintores de nuestro país.
Reproducciones | LA PATRIA
Autorretrato de Luis Caballero.
Luis posa con una obra suya monumental.
La autora frente a una obra de su hermano, Luis.