Una simple y perenne propuesta

Señor director:

Es una propuesta muy elemental, que nace en la cuna, que va desde el saludo hasta el adiós definitivo, y compromete la vida y la muerte, su pascua y su eternidad en la develación y discriminación del universo incomparable de los sonidos, los ruidos, los murmullos, los susurros, los suspiros, y su multiplicidad de formas, tonalidades, cadencias, armonías, melodías, y su representación instintiva; primero, intuitiva e inteligente; luego, su simbología multiforme, su fuerza oral, y la capacidad de imitación, reproducción, y repetición incomparables. La propiedad para expresarse en diversas tonalidades, en alzar, estabilizar y bajar la voz... Las diferencias en la altura, en la expresión del timbre que diferencia voces, músicas, y toda posibilidad sonora.

Se requiere de recursos que recojan voces, ruidos, sonidos, pausas y silencios, canciones y onomatopeyas; voces de todas las clases y posibilidades, débiles y fuertes, graves y agudas, para que las niñas y los niños del mundo, al escucharlas, las reconozcan, las precisen, las imiten, las recreen y les sirvan para su propia habilidad oral, en gestación, formación y estabilización... La misma posibilidad de introducirse en idiomas extranjeros, en fonemas de otras lenguas, de riquísimos dialectos, jergas, e innumerables maneras de decir, ampliará su mundo fonético; la apreciación de películas documentales, enmarcadas por una riquísima sonoridad, inmersas en el fantástico mundo de la naturaleza; la escucha abierta y activa en la proyección de sonidos, despertará en la niña y en el niño, la infinita posibilidad y la inconmensurable capacidad de todo lo sonoro, auditivo, eminentemente sensorial...

La escucha de oradores, declamadores, cuenteros, trovadores, cuentachistes, conferencistas, profesores actores y todas las personas comprometidas con los medios de comunicación servirá de gran trampolín para inducir, conducir, compenetrar a los niños en el universo, sin fin, de todo lo sonoro, fonológico y fonético, y en el reconocimiento del silencio como expresión grandilocuente de la mayor sabiduría.

Jorge Clemente Jiménez Fernández

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Una simple y perenne propuesta