Un pasajero que pretendía salir de la Terminal de Transportes hacia Salamina no tuvo más de otra que sacar de su morral una bolsa en la que tenía escondido un paquete de marihuana.

El pasado miércoles, mientras la Policía realizaba controles con el perro Max, este se alteró y entre los ciudadanos que circulaban, se acercó a uno y se sentó al frente. Era la señal de que algo podría cargar el hombre.

Al solicitarle la requisa, el hombre entregó por voluntad propia el paquete en el que escondía el vicio. Luego quedó a disposición de la Fiscalía y enfrenta cargos por tráfico de estupefacientes.

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