Gustavo Antonio Valencia agradece el acompañamiento de su familia y de los médicos en su recuperación.

Foto | Cortesía | LA PATRIA

Gustavo Antonio Valencia agradece el acompañamiento de su familia y de los médicos en su recuperación.

Hoy, 14 de octubre, cuando el mundo conmemora el Día Mundial del Donante de Órganos, Tejidos y Trasplantes, compartimos una historia que inspira y nos recuerda el poder inmenso de donar vida.

Se trata de Gustavo Antonio Valencia, de 70 años, recordado por su entrega a la educación como exrector de la Escuela Flavio César Agudelo, cargo que desempeñó durante 35 años con compromiso y vocación. Hoy disfruta de su pensión, pero también de algo más valioso: una segunda oportunidad para vivir.

A finales del año 2023 su salud empezó a deteriorarse rápidamente. Todo comenzó con una cirugía de hernia umbilical en la Clínica La Presentación, en Manizales, que se complicó por una infección. Poco después, fue diagnosticado con encefalopatía hepática, una condición grave que comprometía su hígado y su vida.

Con la ayuda de sus hijas, Luisa y Victoria, y el apoyo de amigos y conocidos, a Gustavo lo trasladaron a la Clínica Imbanaco de Cali, donde comenzó una dura etapa de hospitalización. El doctor Diego Mauricio Gómez, hematólogo, logró incluirlo en la lista nacional de trasplantes, en el puesto número 75, lo que significaba una larga y difícil espera.

“Pensé que nunca llegaría mi turno. Pero me encomendé a Dios, tenía dos hijas y toda una comunidad orando por mí”, contó Gustavo en entrevista concedida al Noticiero El Informador de Occidente.

La esperanza y un milagro

El milagro llegó un domingo, después de mes y medio de espera. “Me acosté a dormir y cuando abrí los ojos, vi a una de mis hijas al lado. Me dijo: ‘Papá, no hables. Ya tienes un hígado. Ahora empieza el proceso’”, recuerda con emoción.

Días después supo que el órgano provenía de un joven que había perdido la vida en un accidente y que, en vida, había manifestado su deseo de ser donante.

Él estaba en el puesto 75, pero el órgano no les servía a quienes estaban primero que él en la lista.

“A él y a su familia les debo la oportunidad de seguir respirando, de seguir viendo a mis hijas y de volver a caminar por las calles de Anserma. Ese gesto de amor me dio un nuevo amanecer”, expresa con profunda gratitud.

El trasplante se efectuó en mayo del año pasado en Clínica Imbanaco, bajo la dirección del doctor Diego Mauricio Gómez y la médica cirujana Anabel. Desde entonces, Gustavo ha tenido una recuperación ejemplar.

“El médico me dijo que pronto mis controles serán cada cuatro meses. No he sentido dolores, me alimento bien y cada día me siento más fuerte”, cuenta con esperanza.

Gustavo no olvida a sus hijas, a quienes llama “sus ángeles”. “Pese a sus trabajos, se turnaban para acompañarme en la clínica y jamás me dejaron solo. Ellas me devolvieron las fuerzas para seguir luchando.”

Hoy, en el Día Mundial del Donante de Órganos, Tejidos y Trasplantes, Gustavo hace un llamado a la conciencia:

“Donar es regalar vida. Ojalá todos, en vida, tomemos la decisión de ser donantes. Hay muchas personas esperando una oportunidad como la que yo recibí. A ese joven que me dio parte de su vida, y a su familia, los bendigo eternamente.”

Desde Anserma, Gustavo Antonio Valencia agradece a Dios, a los médicos, a sus hijas, a sus amigos y a todos los que oraron por su salud.

Su historia es, sin duda, un verdadero milagro de vida, y una inspiración para que más personas se conviertan en donantes y sigan multiplicando esperanza.

 

*Información del Informador de Occidente

 


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