Brayan se despidió feliz luego de oír que lo dejarían libre.

Brayan se despidió feliz luego de oír que lo dejarían libre.

LA PATRIA| MANIZALES

Un proceso por violencia contra servidor público afrontaba Brayan, por amenazar a un intendente de la Policía en Manizales.

El 17 de abril del 2024, siendo las 10:55 de la noche, uniformados adelantaban labores de registro y control por el sector de la carrera 17 con calle 20, de la Galería.

Un ciudadano los abordó y les indicó que un sujeto lo intimidó con un cuchillo. La Policía lo buscó y al encontrarlo se le pidió una requisa, pero este se opuso de manera agresiva y desafiante, exhibió el arma blanca y les hizo lances a los oficiales, especialmente al intendente.

Soltó el cuchillo, pero siguió amedrentando, esta vez con una varilla metálica en su mano izquierda. Posteriormente huyó, la Policía pidió apoyo e interceptaron al hombre en la carrera 19 con calle 20, pero siguió con actitud agresiva, amenazando nuevamente a los uniformados con la varilla.

"Fue necesario usar la fuerza proporcional para poderlo reducir. Lo identificaron como Brayan y le leyeron los derechos como capturado", contó la Fiscalía.

 

Pasos

El 8 de abril, en audiencia, no aceptó cargos. Previo al juicio se planteó la posibilidad de darle al procesado el beneficio del principio de oportunidad, que es el cese de la acción penal a cambio de unos compromisos.

Como no hubo una lesión física para el intendente, por su reacción oportuna y la de sus compañeros, se hizo un acuerdo indemnizatorio por $400 mil.

Adicional, unas disculpas públicas dadas por Brayan el 22 de noviembre en una publicación en LA PATRIA. Se comprometió a no volver a incurrir en esta clase de hechos.

"Vemos al procesado con un aspecto diferente al día de la captura. La víctima quiere darle otra oportunidad para ser un ciudadano honesto y de bien en la sociedad, sin que su pasado judicial se vea afectado por este caso de violencia contra servidor público", expresó el ente acusador.

El juzgado avaló la petición este viernes 13 de diciembre, ordenó la libertad inmediata de Brayan, quien sonriente levantó los dedos pulgares en señal de felicidad y se despidió de los presentes.

 

 

La familia ayudó a Brayan a conseguir el dinero para la reparación, como forma también de darle otra oportunidad.

 

 


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