Juan Fernando Henao Tabares (izquierda), el condenado. Gerardo Henao López, de 28 años, la víctima mortal (derecha).

Juan Fernando Henao Tabares (izquierda), el condenado. Gerardo Henao López, de 28 años, la víctima mortal (derecha). 

LA PATRIA| MANIZALES

"Pues qué le dijera señor juez, que voy a estar encerrado toda la vida". Esto respondió Juan Fernando Henao Tabares, luego de conocer su condena a 57 años de cárcel, por homicidio agravado, tentativa de homicidio y porte ilegal de armas de fuego.

Henao Tabares, recluido en la cárcel de La Estrella (Antioquia), fue vencido en juicio. En la audiencia de este lunes 2, en la que estuvo LA PATRIA, se conoció que lo señalaron de matar a un hombre, de 28 años, y herir al hermano, de 19. En el ataque sicarial también lesionaron en un seno a la mamá de estos dos, pero ese hecho no se lo imputó la Fiscalía.

 

Guerra de microtráfico

Según lo leído por el juez de Aguadas, antes de dar la condena, la situación ocurrió el 29 de noviembre del año pasado, en la vereda San Antonio, de Pácora, por el puente de La Yé.

Una familia regresaba de pescar y en el camino, casi de noche, dos sujetos salieron de zona boscosa y la atacaron a bala. 14 disparos se contabilizaron, que acabaron con la vida de Gerardo Henao López y dejaron malherido a su hermano, Sebastián.

Al parecer, los sicarios tenían pasamontañas, pero se los quitaron cuando empezaron a disparar con revólver y pistola.

Según lo narrado, la idea era acabar con los tres integrantes de esta familia. Al hoy condenado lo reconocieron por un tatuaje en su rostro, al lado de un ojo, dato vital para detenerlo y sentenciarlo.

La Fiscalía le cumplió a la comunidad. Los testigos presenciales y sobrevivientes contaron lo ocurrido, que vivían en la finca Las Playas y que de un matorral salieron los dos hombres con pasamontañas y dispararon 14 veces. Gerardo, quien iba en moto, murió en el sitio. Lo atacaron por la espalda, expresó el juez.

Era una venganza por el tráfico de estupefacientes. En Pácora existía en ese momento un grupo que se denominaba Clan del Golfo, liderado por el Bozo. Gerardo, el asesinado, era el tercero al mando, encargado de alquilar casas en ese municipio para vender estupefacientes. La disputa fue por una droga perdida. Los sicarios llegaron desde Medellín, se contó en la audiencia.

Los testigos conocían a los sicarios porque hacían parte del mismo grupo. Incluso Gerardo le robaba comida a la mamá para llevarles a estos dos sujetos, que habitaban una de las casas alquiladas para vender droga. Al parecer, la idea era matar a los tres (madre y dos hijos) para apoderarse del mercado.

El juez, al final, compulsó copias para que se investigue al hoy condenado por las heridas sufridas por la mamá del fallecido.

El abogado indicó que apelará por escrito durante los cinco días hábiles con los que cuenta.


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