Salud

Foto / www.freepik.es / LA PATRIA / La autocrítica llega a ser perjudicial para valorar los propios logros. Busque ayuda, si le es necesaria.

 

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Sentir que los logros son producto del azar o que en cualquier momento “descubrirán que no somos tan capaces”, es más común de lo que se piensa.

A esta experiencia se le conoce como síndrome del impostor, un fenómeno psicológico que afecta tanto a estudiantes y jóvenes profesionales, como a líderes consolidados. Puede limitar el bienestar y la satisfacción personal.

Este síndrome no constituye una clasificación en psiquiatría o en psicología, pero sí una realidad emocional que ha sido ampliamente estudiada. Según investigaciones en el ámbito de la psicología, en 2025 se estimó que -aproximadamente- el 62% de las personas ha experimentado síntomas asociados al fenómeno en algún momento de su vida.

Estas cifras evidencian que sentirse un fraude frente al propio éxito no es una excepción, sino una experiencia incómoda común que atraviesa distintos niveles educativos, profesiones y géneros.

 

¡Busque ayuda!

La psicóloga María Clara Arbeláez, egresada de la Universidad de los Andes, explicó que el síndrome se alimenta del miedo a no ser suficiente, del deseo de perfección y de una constante comparación con los demás.

“Cuando una persona piensa ‘no merezco esto’ o ‘me van a descubrir’, le está dando más poder a la duda que a la evidencia de su propio esfuerzo. No se trata de eliminar la duda, sino de aprender a convivir con ella, sin permitir que determine lo que creemos de nosotros mismos”, afirmó Arbeláez.

La especialista resalta que este patrón se refuerza en contextos exigentes o competitivos, donde los logros se comparan con los de otros y el reconocimiento interno se posterga indefinidamente.

“El problema no está en dudar, sino en no reconocer lo que sí se ha hecho bien. La autocrítica sin equilibrio se convierte en una forma de autoengaño”, precisó la directora de Avance Crecimiento Personal de la institución.

La experta lidera espacios terapéuticos y formativos orientados al fortalecimiento de la autoestima y la gestión emocional, promoviendo herramientas que ayudan a las personas a identificar sus logros y sostener una relación más sana con el éxito.

“Hablar de lo que sentimos, sin miedo a parecer débiles, es una manera de romper el aislamiento. Todos hemos sentido esa voz que nos dice que no somos suficientes. Lo importante es no creerle”, señaló la especialista.

 

Tenga en cuenta

El síndrome del impostor no desaparece de un día para otro, pero puede transformarse con autoconocimiento y acompañamiento profesional. Identificar los logros, aceptar los errores como parte del aprendizaje y entender que el valor personal no depende de la perfección son claves para liberarse de esa trampa interna.

“No se trata de ser más ni de demostrarlo todo el tiempo, sino de creer de verdad que lo que hemos construido tiene valor y que ese valor no necesita permiso para existir”, detalló María Clara Arbeláez, psicóloga.

 


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