Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
"La intoxicación por fósforo blanco, que es el compuesto principal de la pólvora, es extremadamente grave, independientemente de la edad de la persona. Es que se necesitan dosis muy bajitas para que haya un gran compromiso o para que este sea letal".
El enunciado anterior es del profesional José Julián Peláez Valencia, toxicólogo clínico radicado en Manizales. El experto habló sobre los peligros de sufrir un envenenamiento accidental o voluntario por este material explosivo.
Señaló que se requiere de tan solo 1 miligramo de fósforo por kilo de peso de quien la ingiere, para que la situación no se pueda revertir e, inevitablemente, termine en un deceso.
"Lo grave es que el fósforo, en este momento, no tiene ningún antídoto. Por eso se debe estar muy alerta para evitar las intoxicaciones. Dosis muy pequeñas producen grandes daños".
El especialista pidió especial atención con los menores de edad, sobre todo con los más pequeños. Estos son los pacientes más frecuentes por intoxicaciones accidentales.
La referencia de Peláez llega por la irresponsabilidad de algunos adultos que siguen comprando este material para quemarlo y lo dejan al alcance de los infantes. Unos llegan a ingerir presentaciones como totes, bengalas, entre otros. Algunos entran en contacto con estos productos, ya después de la combustión de los mismos.
Peláez respondió:
- ¿Qué sucede después de la ingesta?
En una primera fase, se presentan síntomas agudos en las primeras 24 horas, que están mediados por lo gastrointestinal. Lo principal: irritación, náuseas, dolor abdominal y vómito, inclusive, con sangre. En una segunda fase, hay una relativa calma. Puede durar entre tres y cuatro días, pero a veces más. Después de eso, viene una tercera donde no solo hay gran compromiso del hígado, si no del corazón, del riñón, del cerebro, etc. Y de ahí se da una cuarta, donde hay una falla de todos los órganos y se entra en una etapa terminal. Todo eso está mediado por la cantidad de fósforo. Entre mayor sea lo consumido, es más grande el efecto tóxico.
- ¿Qué hacer cuándo se sospeche o se tenga la certeza de que se consumió?
Hay que ir a urgencias en el menor tiempo posible. Lo que se les haga a los pacientes en este nivel, es esencial, más si son niños. En las casas no están las condiciones dadas para realizar una atención primaria. Ya ahí, de acuerdo a como encuentren al paciente (después del examen físico, del de sangre, etc), definen el nivel de complejidad al que se remite. Las medidas de manutención suelen ser de soporte en las Unidades de Cuidado Intensivo con un grupo multidisciplinario.
- Sobre las secuelas...
Las secuelas varían, según en los órganos en que se hizo el daño. Pueden quedar con secuelas neurológicas, cardiovasculares, gastrointestinales, hepáticas y renales (ver recuadro Afectación). Principalmente es en el hígado y ya después en los demás.
- Y no es solo por la boca...
La intoxicación por pólvora también puede darse desde las quemaduras que causa este material en la piel. Lo principal sigue siendo la ingesta, pero esto también ocurre eso. A los niños, por ejemplo, se les hace atractivo por el color y el olor y se la llevan a la boca. Hay que tener demasiado cuidado. La mortalidad en nuestro medio, por intoxicaciones por fósforo, es extremadamente elevada, llega a un 80% más o menos.
Afectación
La ingesta de fósforo blanco o pólvora, en caso de que el paciente se salve, deja graves secuelas. Lo anterior, según el sistema interferido:
* Neurológico: Alteraciones en el estado de conciencia, convulsiones, etc.
* Cardíaco: Arritmias, degeneración del tejido, entre otras.
* Hepático: Falla del hígado, que finaliza en la necesidad de un trasplante de dicho órgano
* Renal: Alteración en las funciones, que termina en la obligatoriedad de un trasplante.
Llamado de atención
Foto | Cortesía | LA PATRIA
Para el médico José Julián Peláez Valencia, lo principal en este tiempo es la prevención. "Así que el llamado es a evitar este material, que de hecho está prohibido. Solo es apto para expertos. La gran mayoría de ciudadanos son juiciosos y acatan la recomendación, pero todavía hay un porcentaje de personas que lo usan y ponen en riesgo no solo a los que están a su alrededor, sino así mismos".