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Ecopetrol es la empresa más grande de Colombia. Las utilidades netas por sus operaciones habían representado billones de pesos, constituyéndose en un porcentaje importante de los ingresos de la Nación; se habla de un 9% del PIB. También por ser la principal compañía petrolera del país, que pertenece al grupo de las 40 más grandes del mundo y está entre las principales cuatro de Latinoamérica. Ojalá estos puestos los siga ocupando, porque los resultados financieros del primer semestre de este año arrojan que hubo una caída en las ganancias del 24,2%, pasando de 9,7 billones de pesos en el mismo periodo del 2023 a 7,3 billones de pesos en el 2024.

Hay factores externos, como la variabilidad del precio del dólar, la revaluación del peso colombiano y las presiones inflacionarias que han afectado a todas las economías del mundo; pero cuando se analiza que esta tendencia descendente de las utilidades se viene dando de forma consecutiva desde hace varios trimestres se entiende que lo ocurrido procede de causas internas. En ese periodo interanual también se ve que hubo reducción de las ventas totales de Ecopetrol en un 4,9% y que igualmente cayeron los ingresos por ventas en 1,7 billones de pesos.

Según expertos, a este sector lo ha golpeado de frente en los mercados nacionales la disminución en las ventas de combustibles como gasolina, gas y Gas Licuado de Petróleo (GLP), el aumento en ventas de los llamados destilados medios que son derivados del petróleo a un menor costo y la no venta del crudo. Además, en el contexto internacional han influido la disminución en productos, la reducción en la exportación de crudos y que la Junta Directiva no está tomando decisiones de inversiones futuras, que es lo que le permitirá su permanencia en los mercados nacional y extranjero.

Estos resultados financieros están reflejando además que se han tomado determinaciones empresariales que no están funcionando ni le están sirviendo a Ecopetrol, si es que se quiere mantener como empresa: Hay que mencionar el cambio de Junta Directiva, haber prescindido de personal profesional y técnico que era el que conocía a fondo la entidad y sus dinámicas, la insistencia en manejarla con fundamentalismos ambientalistas y en contra de lo que el presidente Petro llama la economía carbonizada, haber frenado las exploraciones de petróleo y algunos contratos que le permitirían mejorar las cifras a Ecopetrol. Entre lo más reciente, aunque era una posibilidad técnica para la firma, Petro se opuso al proyecto Oslo, que buscaba adquirir el 30% de la participación en la sociedad CrownRock, propiedad de Occidental Petroleum, Oxy.

No se justifica que Colombia, siendo un país que posee petróleo, gas y carbón, pierda la oportunidad de explotar estos recursos, como eficientemente lo ha hecho Brasil, por ejemplo, aunque también esté de acuerdo en que hay que ir haciendo una transición a energías limpias. Son gobiernos que han entendido que esto se debe hacer gradualmente y sin extremismos atendiendo lo que impone el mundo, pero sin dejar perder ni acabar sus economías, antes fortaleciéndolas y buscando más ingresos. Cosa que no ha sucedido en el país, porque aunque ha aumentado el precio del petróleo y ha crecido la producción debido al fracking, las utilidades de Ecopetrol se fueron al piso.