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Los procesos en lo público requieren continuidad para acertar en la ejecución de políticas, programas, planes y proyectos. Además, para cualquier gobierno también se hace indispensable que quienes tienen a su cargo dicha responsabilidad permanezcan lo más que se pueda, desde que sean competentes y siempre estén dando los resultados esperados. Esta no ha sido la constante en el Gobierno de Gustavo Petro, que en dos años lleva por lo menos 38 cambios en ministerios, sin contar con los que durante este tiempo ha hecho de directores y presidentes de entidades y organismos del orden nacional.
Tener que comenzar cada tanto desde cero, con nuevos funcionarios, en parte es lo que le ha impedido al Gobierno avanzar en el cumplimiento de sus metas, pero también en fuertes vacíos que se han visto para que queden bien elaboradas y sustentadas y de esa forma someterlas al debate. Del gabinete que comenzó el 7 de agosto del 2022 solo quedan cuatro ministros: Iván Velásquez, en Defensa; Gloria Inés Ramírez, en Trabajo; Catalina Velasco, en Vivienda, y Susana Muhamad, en Ambiente. En el remezón actual van hasta ahora cuatro cambios, en los ministerios del Interior, Justicia, Transporte y Agricultura.
Esto demuestra que el presidente Petro no ha estado cómodo ni satisfecho con quienes lo rodean, pero desde su paso como alcalde de Bogotá también mostró dificultades para mantener un equipo sólido y duradero, porque su estilo es personalista, le cuesta trabajar en equipo, escuchar y aceptar lo que piensan los demás. Se hace necesario que el presidente transforme este estilo y se abra a lo que le pueden aportar otras personas al Gobierno y a la Nación. Insistir en que se haga solo su voluntad, no trae cosas positivas.
Fueron designadas Ángela María Buitrago como ministra de Justicia, jurista reconocida en la rama, con experiencia y de la que se espera le apueste a la reforma a la justicia; también el de María Constanza García como ministra de Transporte, conocedora del sector, que viene de ser viceministra de infraestructura y directora encargada del Invías. La tarea que le puso Petro es seguir adelante con los ferrocarriles y los caminos vecinales, pero el país lo que espera es el gran impulso al desarrollo de proyectos de infraestructura que se necesitan para dinamizar la economía nacional. En Agricultura fue nombrada la viceministra de Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, cuya misión será impulsar la reforma agraria, pero de la que se espera no saque a relucir en este ejercicio su activismo radical.


Como ministro del Interior fue designado el político Juan Fernando Cristo, de ascendencia liberal, exministro del presidente Santos, exsenador y creador del Partido En Marcha con el senador caldense Guido Echeverri. Cristo llega a articular y coordinar la implementación del acuerdo de paz con las Farc, a abrir un diálogo nacional para tratar de convocar en próximos años a una Asamblea Nacional Constituyente con el ánimo de hacer las reformas planteadas. Estos cambios ministeriales no avisoran transformaciones de fondo. El Gobierno debería estar pensando es en acercarse al menos a saber leer e interpretar el querer nacional para evitar más polarizaciones.