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Es un oxímoron el titular de este editorial, pero lo grave es que es cierto. Se ha vuelto recurrente el que cada que se inician los vencimientos para que los colombianos presenten sus declaraciones de renta, la DIAN debe declarar una contingencia porque se satura el sistema o se presenta alguna dificultad que obliga a tal decisión. Por eso hablamos de habitual contingencia.
Eso es lo que sorprende, que si cada año se repite la misma situación se deberían tener previstas las alternativas y evitarles dolores de cabeza a los colombianos buenas paga. Son los mismos que entran en estrés por no poder firmar su declaración esperando si la entidad recaudadora de los impuestos en el país decreta la posible contingencia. Mientras reacciona la entidad, los declarantes sufren lo indecible por la ansiedad que produce el pensar que se puede terminar sancionado por este organismo que es atemorizante. Es el peor escenario imaginable por cualquier contribuyente en el país.
Por ejemplo, si cada año sucede lo mismo, en parte porque se juntan vencimientos de retenciones en la fuente y de declaraciones de renta, lo lógico es que el calendario se cambie para que no tengan que entrar tantas personas al mismo tiempo a la plataforma. Incluso debería pensarse para el futuro en espaciar más los tiempos en los que cada grupo debe declarar, usar los mismos números de las cédulas, pero en plazos más largos. Otra manera, por supuesto para evitar que colapse la plataforma es que esta sea más robusta, lo suficiente para soportar la exigencia que implica este momento.
En la medida en la que se ha aumentado la base gravable y, por lo tanto, el número de declarantes, en el país son muchas las personas que tienen que obtener el RUT por primera vez, pero resulta que ante la contingencia no se están dando citas ni presenciales ni virtuales para que se pueda obtener el documento indispensable para poder declarar. Esto forma parte de las imprevisiones que tiene la DIAN. Hay que reconocer que desde los tiempos en que se inició la digitalización de esta entidad es mucho lo que se ha mejorado, y ya no se presentan traumatismos severos como los que se daban cuando se arrancó con la firma digital, pero hay que seguir mejorando y garantizarles a los contribuyentes una manera fácil de pagar impuestos.


Nada de esto se puede convertir en una dificultad permanente. Ojalá se aprenda de este reiterado error y se corrija, pues también ha sido habitual que en una semana se supere la contingencia. ¿Si en ese tiempo se puede, por qué no haberlo pensado antes, para evitar el traumatismo? Ya hay bastante prevención de los colombianos para pagar impuestos por cuenta de la corrupción, si a eso se le suma que hay dificultades en los trámites y todo se torna engorroso, la elusión y la evasión tenderán a crecer, que es lo que menos le conviene al país. Hay que facilitar las cosas, no complicarlas.