En este corto ejercicio de columnista me he percatado de que una columna de opinión, más que eso, es un espacio de debate y de construcción de ideas colectivas. También por eso agradezco a los directivos del periódico al permitirme esta oportunidad y a los lectores, su generosa opinión y sus reacciones, reflexiones y aportes que siempre enriquecen el debate.

Correspondiendo a dicha generosidad, presento algunas de estas reflexiones que me compartieron en relación con la reciente columna sobre desarrollo y sostenibilidad, pues además de pertinentes, seguro que nutren y amplían perspectivas sobre un tema que es demasiado importante.

La primera reflexión se refiere a la asimetría y sustanciales diferencias en las capacidades técnicas, económicas y de gestión entre gobiernos, empresas y comunidades, de lo cual se pueden derivar serias restricciones para la relación armónica y productiva entre ellos. A lo anterior, reitero mi convicción de que hay dos aspectos fundamentales en los que prioritariamente deben enfocarse los ejercicios de construcción de mesas conjuntas entre gobiernos, empresarios y comunidades: primero, en la construcción de una visión compartida sobre el futuro deseado para el territorio y, necesariamente, del camino que hay que recorrer para alcanzarlo, y segundo, en la necesidad de construir un entorno de confianza que además reconozca, respete y se base en las diferencias de intereses y perspectivas entre unos y otros.

A propósito de un comentario a la columna anterior y de la observación de la dinámica de relación entre empresarios y gobierno en los últimos años, un lector hizo el paralelo con la situación de Perú en donde, en medio de un caos político, se mantiene la estabilidad económica y financiera. Al respecto, muy recomendable el artículo de Bloomberg que pueden leer en www.bloomberglinea.com/latinoamerica/peru/como-logra-peru-estabilidad-financiera-en-medio-de-una-crisis-politica-constante/ en el que se señalan los factores que determinan la estabilidad económica y que se convierten en las prioridades que cuidan como país, muy especialmente desde el sector empresarial. Foco en lo verdaderamente importante.

Un lector amigo hizo la observación de que el encuentro en el Recinto del Pensamiento fue posible porque fue promovido por una empresa extranjera con gran tamaño y elevada capacidad económica, dando a entender que alguna empresa nacional o local no muy grande, no lograba tal convocatoria. Al contrario, estimo que muchas empresas y gremios en la región y el país pueden y deben hacerlo y comprender que los buenos resultados no dependen del tamaño de las empresas sino de la grandeza de los líderes, la cual se expresa en términos de su apertura, generosidad, humildad y humanidad.

Otto Scharmer indica que el éxito en la actualidad no depende tanto de lo que se hace sino de lo que nos mueve o motiva a hacer lo que hacemos. En ese contexto, comparto una potente idea que recibí de uno de mis maestros a propósito de la columna: Lo que hoy demanda el mundo son líderes y personas orientadas hacia el bien común y sobre todo, con claridad, capacidad y conciencia para revisar, a partir de un autoexamen, los propios supuestos con los que se vive y a partir de allí, abrirse a la evolución y el cambio en lo personal. De poco más que eso, se trata la vida hoy.