Recibir un diagnóstico de cáncer provoca un miedo profundo, casi instintivo, relacionado con la posibilidad de la muerte. Este miedo genera un impacto inmediato en tu cuerpo y mente: el sistema nervioso y el subconsciente envían señales que bajan tu frecuencia vibratoria, activando el estrés y la ansiedad. Esto debilita el sistema inmunológico y permite que la enfermedad avance más rápido.
Para enfrentar este diagnóstico, es vital prepararse mental y emocionalmente. Cambiar tu vibración interna crea un entorno que favorece la sanación. A continuación, algunas claves para abordar este desafío con valentía y serenidad:
1. Acepta la realidad para evitar el sufrimiento. Negar el diagnóstico de cáncer o resistirte, solo te desgasta física y emocionalmente. Aceptar que tienes esta enfermedad es el primer paso hacia la sanación. Considera que el cáncer podría ser un mensaje de tu cuerpo, reflejando patrones de pensamientos negativos, rencores, hábitos nocivos o conflictos inconscientes por resolver. Por difícil que sea, puede representar una oportunidad para un cambio profundo y consciente.
2. La gratitud transforma tu relación con la enfermedad. Agradecer, incluso en medio de la adversidad, mejora tu estado de ánimo y tiene un impacto directo en tu cerebro. La gratitud desactiva la respuesta de “lucha o huida” y promueve la liberación de hormonas que generan armonía, calma y bienestar.
3. Practica la visualización vívida y creativa con afirmaciones positivas. El cerebro tiene una increíble capacidad de neuroplasticidad, lo que significa que puede crecer y reorganizarse en respuesta a tus pensamientos y emociones. Visualiza con todos tus sentidos cómo tu cuerpo se está sanando. Afirma y repite frecuentemente sonriendo: “Yo soy salud en mi máxima potencia, soy vitalidad pura, agradezco infinitamente a cada una de mis células que escuchan mi voz”.
4. Mantén tu cuerpo en movimiento y conéctate con la naturaleza. El ejercicio físico, por pequeño que sea, libera endorfinas que elevan tu ánimo y fortalecen tu sanación. Sal al aire libre, camina descalzo, abraza un árbol. Al estar en contacto con la naturaleza puedes absorber el bdnf (factor neurotrófico derivado del cerebro) y su energía electromagnética, lo que refuerza tu recuperación.
5. La meditación regula tu sistema nervioso. Esta práctica reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y te ayuda a encontrar paz interior. A través de la meditación puedes estar más presente, disminuyendo la ansiedad por el futuro o el dolor del pasado. Te invito a unirte a nuestras meditaciones en Instagram @papa.jaime, cada lunes a las 6:30 a.m.
6. Aunque es importante cuidar lo que compartes sobre tu diagnóstico, también es fundamental rodearte de una red de apoyo emocional. Contar con personas que te brinden cariño, empatía y comprensión tiene efectos directos en tu bienestar.
7. Lleva una alimentación consciente. Una dieta equilibrada fortalece tu cuerpo y mente. Te recomiendo investigar sobre la “terapia Gerson”.
8. Quítale la atención a la enfermedad y concéntrate en la sanación. Evita repetir constantemente que tienes cáncer y no le cuentes a todo el mundo. Esto refuerza el mensaje en tu subconsciente y debilita tu sistema inmunológico.
Recuerda, como dice Lina Hinestroza en su libro “El cáncer es un regalo mal empacado”, que al aceptar, entender y liberar la creencia limitante, puedes transformar poderosamente tu experiencia de tristeza y dolor, en una de alegría y esperanza.