Los futbolistas europeos están exigiéndole a los dueños del balón que le mermen al número de partidos. Amenazan con huelga. Los están “suicidando” en primavera. Todo porque “poderoso caballero es don dinero”.  Crece la protesta en todas partes,  incluido el país del Sagrado Corazón.
Cuando pasó por Barranquilla, donde alineó con el Júnior, el fallecido Mané Garrincha, campeón mundial con Brasil, definió así su oficio: “Los jugadores no somos más que payasos. Salimos al campo a divertir. Al igual que los payasos en el circo, nos aplauden si lo hacemos bien y nos insultan si lo hacemos mal”.  Payasos y futbolistas - en general, los deportistas que nos hacen más amable este pícaro mundo - son necesarios como el perdón y el olvido juntos.
Para el maestro Alexis García, técnico de La Equidad, a quien consulté sobre el amago de huelga, “el negocio está superando al juego, la televisión necesita más circo, programar más seguido, y las piernas de los futbolistas necesitan más tiempo de recuperación. El show continúa y las lesiones aumentan;  humanizar un negocio tan lucrativo es una pésima idea para los directivos”.
Tanto tiempo detrás de un balón puede embobar a los jugadores que en vez de hacer goles pueden marcar autogoles; si  necesitan una chilena, de pronto les sale un taquito, un túnel, un escorpión. Es la bíblica Babel trasladada al campo de juego.
Días vendrán en que con la ayuda de la Inteligencia Artificial, en una especie de tas-tas balompédico, el balón jugará por los dos equipos. Se aplaudirá y se chiflaráa sí mismo. Menos mal para entonces seré una eternidad de cenizas.
Encabezan la rebelión los futbolistas de cuenta bancaria a reventar.  Idéntica queja tienen tenistas y ciclistas  de élite que son exprimidos como tubos de dentífrico. “En cierto modo nos están matando. Hay que cuidar el cuerpo, la familia y otra vida aparte del tenis”, declaró el joven tenista español Carlos Alcaraz aludiendo al intenso trajín. El periodista deportivo Óscar Restrepo Pérez se pregunta: “¿Qué decir de los ciclistas que deben afrontar etapas de 250 kilómetros bajo sol, lluvia, viento, calor, frío, nieve, etcétera?”. También protestan los de “flaca bolsa  de irónica aritmética”.  
Con los vuelos en avión y las grandes distancias que tienen que recorrer, a los encargados del circo lúdico no les queda tiempo de morderle la oreja a su amada. Imposible sacar el perro al parque a que haga sus rebusques eróticos.
¿Qué hacer? El maestro Alexis plantea esta utopía: “Que algún día el fútbol sea manejado por los propios futbolistas y entrenadores que hayan pisado un terreno de juego”.
Me abro del parche con otra perla del filósofo Garrincha: “En la cancha todos somos iguales. Detrás del que hace los goles está siempre alguien, otro jugador que no se ve, y que no sale en el periódico”.