A través de la historia Once Caldas ha contado con grandes arqueros. Juan Carlos Henao es su símbolo más querido y sin entrar en esa larga lista, igualmente dan testimonio: Carlos Alberto Munutti, Óscar Córdoba, Neco Martínez o José Fernando Cuadrado.
En los últimos torneos se sufrió un poco. El paraguayo Gerardo Ortiz (2019-2023) sólo tuvo una temporada brillante y el más reciente, Éder Cháux, actualmente en el Medellín, rindió sin descollar durante dos años, sin permanecer en el club por el costo de la opción de compra.
James Aguirre fue contratado como remplazo. Vino del Bucaramanga, donde tras una extensa carrera que comenzó en 2009 sólo alcanzó la titularidad en 2023. Llegó sin despertar emociones, al punto de que también trajeron al argentino Ezequiel Mastrolía.
Se pensó que alternarían. Sin embargo, James se quedó con el puesto desde el primer partido, cediéndolo únicamente en la fecha 14 por grave lesión (recuerdo que no quería salir) retornando en la 19, sin que lo soltara hasta hoy, siendo figura en todos los encuentros.
En el segundo semestre salió por molestia muscular al minuto 77 ante América en la fase regular, perdiéndose apenas 13 minutos en 21 juegos disputados. Una muestra de continuidad, con un nivel altísimo de rendimiento, saliendo como el más destacado en los encuentros que van de la semifinal.
Contra Tolima salvó cuatro pelotas de gol; el domingo en Cali fueron tres. Porterazo por donde se le mire: ubicación, reflejos, agilidad, liderazgo. Prenda de garantía y, sin ambages, responsable directo de que Once Caldas esté vivo y con posibilidades intactas.
Tiene 32 años, es profesional universitario y con contrato a tres años. Se supone que será el inicio de un equipo que para 2025 reclama refuerzos sin contemplaciones, pues un análisis con rigor debe dejar en claro la precariedad de la nómina y la urgencia de contar con jugadores clave.
Once Caldas no pierde, pero tampoco gana. Completó dos empates seguidos y siete fechas sin sumar de a tres, botín que pudo alcanzar en el duelo con América si Barrios no se le hubiera perdido en ese remate al cierre en el Pascual. De cualquier manera, el empate fue justo, y cuenta.
América no pudo esta vez con los titulares. Fue superior en cancha e impuso condiciones, dejando la opción del contraataque al Once Caldas que anduvo mal en ese sentido, sin sorpresa, lento, predecible, permitiendo que el rival se rearmara en defensa y con Dayro retrasando todas las acciones.
Mucho por mejorar en ataque, aparentemente sin soluciones. Intentó Herrera con un cambio antes de terminar el primer tiempo (Palacios por Zapata) y ni así, el balance sigue siendo el mismo, o peor. El problema es de nómina y no hay quien tienda una mano desde el banco.
Paupérrimo el nivel de los atacantes, excepto Michael Barrios. Andan bien, aparte de Aguirre, los defensores Jéider Riquet y Jorge Cardona. Los demás tienen un nivel discreto, principales o suplentes. Se exige mayor protagonismo y entrega. Todavía se puede. Acuérdense cuando Bucaramanga salió campeón del torneo pasado, sin lucir, con plantilla justa y algo de suerte, porque se la creyeron.
Así como también hubo clubes en cuadrangulares, caso Tolima, que con 9 puntos en la primera ronda quedó por fuera, y Millonarios, que en otra serie hizo muchos puntos, goleó al Junior en Bogotá y cuando todos lo daban por finalista, fue eliminado en Barranquilla. Todo es posible.
Hasta la próxima...