Lo que cuatro meses atrás era una simple idea del presidente Petro, hoy parece estar ad portas de convertirse en realidad. En efecto, el Ministerio de Hacienda prepara un decreto con el cual pretende limitar el ahorro que los Fondos Privados de Pensiones hacen en el exterior.
Esto significa que las cotizaciones mensuales a pensión que han hecho 19 millones de colombianos a dichos Fondos y que se encuentran actualmente invertidas en dólares en el exterior, deberán retornar a Colombia. Palabras más, palabras menos, la nacionalización del ahorro pensional.
Pero si estos dineros rentan más en el exterior, ¿para qué traerlos a Colombia?, ¿cuál es el meollo del asunto? No hay que ir muy lejos para entender la “justificación”. Recientemente el presidente hizo una declaración en Bucaramanga para justificar la decisión de traer ese dinero al país, según él, porque “ha ido a empresas multinacionales que son cómplices, porque prestan sus dineros y sus productos para hacer bombas y aviones con los cuales están despedazando decenas de miles de bebés en el pueblo de Gaza en Palestina” (Revista Semana). ¡Realmente se queda uno sin palabras!
Más allá de las razones que motivan la decisión, concentrémonos en revisar, de manera objetiva, la pertinencia y conveniencia de dicha medida. En una columna previa, advertí que traer a Colombia, de un día para otro, la astronómica cifra de 60.000 millones de dólares generaría consecuencias financieras y económicas indeseables, como una mayor reducción del precio del dólar y su coletazo para el aparato productivo colombiano y el sector exportador, la menor rentabilidad de ese ahorro en Colombia y la disminución del valor de la mesada pensional de 19 millones de cotizantes.
¿Entonces, si la medida perjudica a los colombianos, por qué insistir en ella? Veamos la otra cara de la moneda. Si llegaran a repatriar estos dólares a nuestro país, lo cual parece ser un hecho, la pregunta inmediata es ¿en qué invertir este dinero? Y la respuesta empieza por aceptar la realidad de que el mercado colombiano es muy limitado, que en nuestro país no hay un amplio portafolio de proyectos de inversión para colocarlos, y que las posibilidades de colocar esta colosal cantidad de dólares son muy limitadas.
Pero ¡oh sorpresa! Hay un actor que perfectamente puede recibir estos recursos. Se trata del propio Gobierno Nacional que está necesitando “oxígeno” para atender su déficit.
Quiere decir que el Estado se beneficiaría porque los Fondos de Pensiones tendrían que comprar más TES (bonos de deuda pública) para solventar el déficit fiscal de Colombia, lo que crearía una dependencia riesgosa, pues el ahorro privado se usaría para financiar el gasto público y el Estado se convertiría en deudor del ahorro de los ciudadanos, quienes serán, a la postre, los mayores perdedores al recibir menor rentabilidad pensional.
Queda entonces la duda sobre la verdadera razón por la que el Gobierno nacional toma esta medida. Lo hace por el pueblo palestino o lo hace porque requiere una nueva fuente de financiamiento para su gran déficit fiscal. ¡O por ambas!