Tras la decisión de la Corte Constitucional de prohibir las corridas de toros en Colombia a partir de julio del 2027, en Manizales no hay una reacción para buscar alternativas a propósito de las implicaciones económicas de esta prohibición.
Muchos taurinos viven en una especie de negación como si la ciudad estuviera blindada de las decisiones de la Corte. ¿Qué está haciendo la Alcaldía para ayudar a que la transición no sea tan drástica?, ¿qué están haciendo otras instituciones como la Cruz Roja y Cormanizales? Solo veo una especie de nostalgia taurina disfrazada de prepotencia.
El lema de la temporada número 71 -la del próximo año- reza: “El ruedo es eterno”. En la página de Cormanizales -donde se pueden comprar boletas para la próxima temporada con el 20% de descuento- aparece un símbolo de infinito en la mitad de la Monumental. También en la página hay un blog con una nota alusiva a algún torero, un artículo sobre narradores radiales que iniciaron sus carreras en la plaza, un texto sobre la Virgen de la Macarena y uno más acerca de la historia de la plaza de toros. En el sitio web no hay nada con relación a la transición que tendrán que hacer en los próximos años.
Por lo que se vio en la última edición de la Feria Toros y Ciudad, durante el cumpleaños de Manizales, algunos taurinos desplegaron carteles criticando a políticos como Juan Sebastián Gómez y Santiago Osorio, e incluso a José Fernando Reyes, magistrado de la Corte Constitucional. Todo indica que para estos taurófilos ser caldense significa ser taurino, cosa que está lejos de ser cierta. Y como si la decisión del Congreso y luego de la Corte no respondiera a una necesidad primordial de cuidar la vida de todo ser vivo y evitar a toda costa la tortura. Buscan a los culpables en medio de su negación, cuando las corridas de toros están destinadas a acabarse.
Entre las cifras que ha promocionado la Alcaldía -y que los medios se han encargado, sin más, de replicar- se cuentan más de $33.000 millones que deja la feria taurina, entre 700 y mil empleos directos, y unos 3 mil turistas que llegan a la ciudad a propósito de las corridas. Es un hueco grande el que dejará, es cierto, pero la ciudad ha avanzado en muchos otros escenarios culturales y económicos que no tienen que ver con tortura, que valen la pena explorar y ahondar: la cultura cafetera, el fútbol y la historia del Once Caldas, el teatro, la literatura, las bandas musicales, la danza, las diferentes expresiones gastronómicas, los grafitis, los paisajes, el nevado del Ruiz. Todo esto ya se hace, claro. Por eso lo repito: Manizales es más que la nostalgia taurina.
Y una pregunta que les he oído a muchas personas. ¿Por qué no disponer la Monumental como escenario de conciertos a un nivel mayor? En lugar de hacer maromas con predios perdidos para construir el “Manizales Arena”, ¿por qué no remodelar este escenario para conciertos con mejores condiciones técnicas? Me podrían responder que la plaza de toros no es propiedad de la Alcaldía, pero las figuras público privadas existen.
Dicen los expertos en duelo -psicológicos, no taurinos- que uno de los momentos por los que pasa una persona cuando sufre una pérdida es el de la negación. Las reacciones de los taurófilos manizaleños parecen responder a esta “etapa” del duelo. Sin embargo, se supone que por lo general tras la negación viene la aceptación. Entonces, ¿cuándo vendrá la aceptación taurina?