Como dicen: Cada día trae su afán, pero el enfoque varía con las personas, el tiempo y el entorno, sometidas a distintos hechos por llegar.

Los intereses y sus abordajes competen, en primera instancia, a quien desea o se obliga a afrontar los quehaceres diarios, ya sea temporal o definitivamente.

El afán de mañana no siempre será el del día siguiente, porque pueden solucionarse los problemas o los enfoques con el paso de los días o van cambiando según las circunstancias.
La vida de una persona debe estar alejada de las contingencias negativas permanentes de un tema o un hecho. Tiene que solucionar lo que le afecta.

Si no lo hace incorpora dificultades que le impedirán disfrutar de espacios tranquilos, a lo que tiene derecho por el solo evento de vivir.

La mayoría de las personas planean teóricamente sus vidas con distintos componentes, a veces con una o varias posibilidades sobre un mismo hecho.

Sin embargo, una vida planificada hasta los más mínimos detalles se da en pocos seres humanos; de lo contrario sería entrar en un devenir rígido, alejado de la esencia del vivir.
Es cierto, se necesita una decisión personal sobre lo que desea para su futuro y para ello debe construir su vida, sin avasallar a los demás y, por el contrario, entendiendo que hace parte de una sociedad que necesita de acciones conjuntas.

Con el reconocido hecho de abusar de los demás, con múltiples variedades y complejidades, incluyendo todos los seres, se impone que se adopte una conducta de vivencia pacífica, pero no subyugada.
Una parte de la sociedad colombiana no es posible cuantificarla con exactitud, está dominada por una polarización construida por ella misma con insumos de mentiras, odios, venganzas y cuanta acción exista, para al menos demeritar al congénere, sin límites.

El yo impera y pretende que sólo tiene razón y derechos.

Los demás no tienen importancia para sus fines, incluyendo las acciones para hacer realidad el cumplimiento de su afán de cada día, hasta lograr que su vida tenga sentido.
Los deberes van ocupando un lugar secundario; parece que fuera asuntos de otros para su propio beneficio.

Por eso, se va imponiendo aquello que debe salvarse quien lo pueda hacer, al mejor estilo de la selva, y eso que en ella las relaciones naturales entre los vivientes se imponen.
Ahora, con el avance de las precandidaturas a la Presidencia de la República, y de soslayo los congresistas que aspiran a ingresar al selecto grupo o quienes quieren su reelección, desean hacer llegar sus mensajes de promoción temprana a sus deseos, por todos los medios, unos de manera franca y otros utilizando subterfugios.
La sociedad colombiana debe adoptar conductas críticas razonables y prudentes, frente a los hechos que la acongojan. No debe estar al salto de la caterva. No debe seguir en una conducta de rechazo absoluto o de aceptación a todo trance.

Si ello no se logra, pasarán los años y vendrán más dolor y desesperanza.