Pide a Dios tener los ímpetus del principiante. La Biblia lo llama “amor del principio”. Apocalipsis 2,4.

Haz un constante inventario de tus talentos y tus bendiciones para amar la vida con avidez.

Cuida tu fe cada día porque así vences las dudas, y no estás condenado a elegir entre un miedo y otro.

La fe es tu aliada providencial en las crisis, y una coraza contra el desespero y el pesimismo.

Medita y está con Dios, entonces nada te perturba y eres paciente cuando los procesos son lentos.

Témele solo a la mediocridad, y no escatimes esfuerzos en el sueño de ser excelente.

Haz todo con amor porque el amor tiene un toque mágico, y te regala una energía misteriosa.

Vive la vida con un sentido de aventura, como los niños, y dale prioridad en tu vida a lo espiritual.

@gonzalogallog