Los primeros comerciantes fueron ancestros que, en tiempos remotos, hacían trueques.
Intercambiaban carne por sal o verduras, y también algo útil como herramientas por ropa.
Hoy en día eso todavía se hace en ciertos grupos, o en comunidades alejadas de la ciudad.
Eso está bien, pero es que hay quienes creen amar cuando dan afecto con expectativas.
No han aprendido que en el amor verdadero no hay espacio para las expectativas o los trueques.
Cuando amas y te amas no negocias con el afecto, y sabes dar sin esperar nada a cambio.
Hay amor cuando las personas dan y reciben, pero se da sin exigir retribución.
Si eso es lo que vives, sabes amarte y amar. El amor anda de la mano de la generosidad.
@gonzalogallog