Amado Dios, basta que piense en ti, y me lleno de alegría y de ganas de vivir.
Si hay amargura se disipa, y siento que, unido a ti, puedo cambiar lágrimas por sonrisas.
Tú cambias la amargura por dulzura, tú mi Dios y mi Señor, haces que el acíbar se convierta en miel.
Eres quien me llena de esperanza y eres luz en mi sendero, tú acrecientas mi confianza.
En los tiempos turbulentos me regalas paz y me dices: “Te amo, confía, estoy contigo”.
Gracias, amado Dios creador y protector, por morar en mi interior y amarme sin medida.
Creo en ti y creo en mí. Sé que tus ángeles también me acompañan y me ayudan sin cesar.
@gonzalogallog