El pesimista se queja: ¡Ah, el mundo no es maravilloso. El optimista dice: en el mundo  hay maravillas.
El pesimista reniega y es víctima de las circunstancias, el optimista bendice y es arquitecto de las circunstancias.
El pesimista se resigna y espera que las cosas pasen, el optimista cree y hace que las cosas pasen.
El pesimista destruye con sus críticas y sus dudas, el optimista construye con sus elogios y su confianza.
El pesimista refunfuña: ¡ay, el rosal tiene espinas”: El optimista: dice: ¡Gracias, tan lindas las rosas!
Cada día tú eliges ser positivo o negativo, creer o dudar, alabar o enjuiciar, construir o destruir.
Decide unir y no enfrentar, aportar sin entorpecer, ser parte de la solución, no parte del problema.
Ámate, aviva tu fuego interior, y ve oportunidades donde otros sólo ven dificultades.

@gonzalogallog