Amoroso Creador, la misión de la vida es sólo una: evolucionar espiritualmente en la cotidiana vivencia del amor real.
Por eso mis mejores días son aquellos en los que me doy sin medida y actúo con profunda compasión.
Dios mío, me amas infinitamente y lo que me ayuda es a comprender que el amor es el supremo acto creativo.
Hoy tomo consciencia de que afecto el mundo en cada momento y con cada acción u omisión.
Con intención o sin ella influyo en el universo con todos mis actos mentales y mi estado emocional.
Bendito Señor, es importante recordar que todos estamos interconectados los unos con los otros y también con el cosmos.
Por eso trabajar sobre nuestra consciencia es lo más importante que podemos hacer en cualquier momento.
Sí, amoroso Dios, hay que ir más allá de la separación y poner el amor como eje de mi vida. Ese es el arte de vivir.
@gonzalogallog