Cuenta una historia china que un hombre muy egoísta no se sentía feliz y nada le daba satisfacción.

Un familiar que veía sus vacíos le dijo un día: “Habla con un monje sabio para que le des un giro a tu vida”.

Nuestro personaje no le hizo caso, pero pasado el tiempo se sentía tan desubicado que fue al monasterio cercano.

Ya sabía que debía hablar con un monje anciano conocido por su compasión y su gran sabiduría.

Fue, el monje lo escuchó y le dijo que fuera a su casa, recogiera ropa y se quedara en el monasterio siete días.

Sin ganas lo hizo, y el buen monje le enseñó a meditar y a entrar en su interior para conocerse sin máscaras.

Todas las noches había una charla y, dos días antes de irse, el personaje le dijo al sabio anciano:

“Gracias. Muy tarde he llegado a ver que el tesoro estaba adentro”. 

Y el monje le respondió: “Nunca es tarde, ahora ve, disfruta y sirve con tus riquezas”.

 

@gonzalogallog