Amarte y amar te mueve a dar, pero la auténtica y duradera felicidad te pide saber recibir.
El balance entre dar y recibir te proporciona una profunda alegría y contento internos.
Hay una sensación de descontento e insatisfacción en la vida, si no das o no recibes.
El egoísta solo quiere recibir, no piensa en los otros, y se queda enredado en sí mismo.
Es igual si no te amas, solo piensas en los otros, y sacrificas tu felicidad por ayudar a todos.
Lo sabio es amarte primero a ti y, entonces, sí hacer algo por los demás sin interés.
Hay tantas almas necesitadas que siempre hay algo que puedes hacer por algún semejante.
Abre tus ojos y tu corazón. Dios guiará tus pasos, su amor te llenará y estarás en perfecta paz.
@gonzalogallog