Algo sobre el suicidio: No es sano culparse por él, ya que sólo hay un responsable: quien se va.
Ninguna falla o vacío justifica que alguien se quite esta vida. Es su decisión y basta.
Hay que entenderlo, perdonarlo, orar por su descanso y seguir adelante, aunque no es nada fácil.
Habitualmente el suicida envía mensajes directos o cifrados días o meses antes de hacerlo.
Casi nunca actúa de improviso. Rumia esa acción mucho antes, en lugar de rechazar de plano la idea loca.
Por eso son de cuidado los estados depresivos, el aislamiento y cambios extraños en la rutina corriente.
De todos modos el suicida es amado por Dios y no hay que creer en juicios y castigos eternos.
El suicida volverá a afrontar sus pruebas en la vida que sigue hasta que las supere sin escaparse.
@gonzalogallog