Cada día más personas deciden pensar en la muerte y mirarla cara a cara, venciendo miedos atávicos.
Es aprender de los orientales y acercarnos a textos sabios como éste de Montaigne:
“Frecuenta la muerte y acostúmbrate a ella. No sabes dónde te espera. Espérala en todas partes”.
Practicar la muerte es practicar la libertad. Quien aprende a morir aprende a vivir y deja de ser esclavo.
Vida y muerte son lo mismo, y eso lo saben bien los místicos y los sabios de todas las culturas.
La muerte no es fin, es un paso entre vidas: no es oscuridad, sino fundirse con Dios en su luz.
No es soledad, es reencuentro; no es un castigo, es el retorno al espacio del amor de dónde se vino.
Nadie está muerto, ya que sólo existe la vida. Al nacer morimos y al morir volvemos a nacer.

@gonzalogallog