Aunque sin firma que lo protocolice, es un hecho la continuidad de Hernán Darío Herrera como director técnico del Once Caldas. Hay voluntad entre las partes. No obstante, se mantiene en riguroso estudio lo ocurrido este año y la planeación del próximo ejercicio futbolero.

Dayro Moreno, el mayor referente contemporáneo del Club sigue entre tormentas, próximo a concluir su contrato.

Presente o ausente, hace ruido. Con él hay goles y hay vacíos. Imposible desconocer la influencia de sus actuaciones, como pasar en silencio frente a su desenfreno disciplinario.
Cuando Dayro quiere, es salvador; de lo contrario es un obstáculo. El Once y él, parecen condenados a soportarse.

Su última insubordinación, tuvo una reacción consensuada en la directiva y en la dirección técnica, al considerar sus excesos desbocados.

Su comportamiento ha afectado la tranquilidad en el grupo y la estabilidad del entrenador. Su relevo, Zapata, aunque con goles esporádicos, no es la sombra de lo que Dayro representa, es voluntad sin eficacia y es músculo sin puntería.

Tardó mucho el Once en ponerle límites al goleador. Durante años ha sido una rueda suelta, indultado por los goles que maquillan su comportamiento. En esto la directiva ha sido flexible.
En el jolgorio de sus registros anotadores el interés por el club pasó a segundo plano. Dayro es el personaje y no el Once.

En los momentos cumbres de la campaña, en los juegos vitales de copa, su aporte resultó tan trascendente como negativo.

Memorables fueron aquel gol ante Independiente del Valle, sus registros, su efectividad y su liderazgo, opacados luego por sus desbordes en las celebraciones.
Radicó allí la razón fundamental para la derrota y eliminación en la Copa, que tantos negaron y hoy reconocen, por los gruesos errores cometidos.
El caso Dayro merece un análisis especial que incluya sus repercusiones positivas en el juego y sus desmanes. Su continuidad debe ser condicionada.

El pacto de caballeros, el ideal, que comprometa a la dirigencia, en su propósito de armar un cuadro con mayor categoría, incluye a Dayro, con freno a sus placeres, al igual que algunos de sus compañeros amantes de “los entrenamientos nocturnos”..
Herrera debe ser rodeado de futbolistas con mayor clase y compromiso que garanticen el ideal rendimiento que el público espera.