Llegó Diciembre con su alegría, y en Manizales también con la famosa alborada del primero a media noche. Sentí tristeza, rabia, e impotencia con el estruendo. No dejaba de pensar en los animales, algunos de los más afectados en estas fechas. Así como en las personas con hiperacusia o hipersensibilidad auditiva, disfunción común en autistas, entre otras.
La pólvora tuvo su origen en China en el siglo I, y en sus inicios estuvo asociada a usos medicinales, era llamada la “medicina de fuego”; a partir del siglo IX se asoció a usos bélicos y ceremoniales, que se fue extendiendo a los demás continentes, hasta hoy.
Ahora resulta que la tradicional alborada de Medellín, tristemente llegó a nuestra ciudad, y sin tener claro el contexto, pues esta tradición paisa, tuvo su origen en el narcotráfico. La primera alborada se vivió en el 2003 por la desmovilización de Don Berna y otros paramilitares, como una forma de decirle a la ciudad que seguían allí. Por lo tanto, pareciera representar la alegría de las fiestas decembrinas, pero el sentido real es una apología al delito. En general la pólvora se usa cada vez más en distintos espacios, incluso para fanfarronear.
Lo que siempre nos muestran las cifras oficiales y los medios de comunicación, de manera muy responsable, son los quemados, que al 26 de diciembre, en el departamento, ascendían a 17, según los datos de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, pero como dirían las abuelas, “Los males son buscados en la vida”. Esto sin hablar de otros incidentes como los incendios.
Lo triste de todo esto es que por la irresponsabilidad de los “humanos pensantes”, la afectación a la fauna es fatal, en especial a la silvestre. La Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas) lanzó el 30 de noviembre : “¡Llegó Navidad! Proteger la fauna silvestre también es tu responsabilidad”, como un llamado a la conciencia colectiva. Pues varios ecosistemas se ven gravemente afectados por los ruidos de la pirotecnia y por supuesto las mascotas domésticas.
Yo sé que esta opinión es impopular, pero ya es hora que las administraciones locales dejen de quemar el dinero en los espectáculos pirotécnicos. Meses atrás tuve una presentación con el coro en un municipio de Caldas, y como buena fiesta de pueblo, la apertura fue con pirotecnia en el parque central, justo al lado de los árboles donde habían decenas de aves. 
Fue terrible y estresante, vivir el ruido de cerca y ver cómo durante más de veinte minutos, los pájaros volaban desorientados en la noche, entre las carpas dispuestas para las festividades. Yo me desconecté, no pude disfrutar la cantada que tanto me gusta. No paré de pensar en los recursos que se queman, matan animales y afectan el medio ambiente, sería mejor invertirlos en temas sociales.
Necesitamos leyes que propendan por una pirotecnia respetuosa, y sin ruido, solo acompañada de música. Estas nuevas formas ya se usan en Europa e incluso en otros países de Latinoamérica, ojalá que la Central Hidroeléctrica de Caldas (Chec), que patrocina el show de pirotécnicos en la Feria de Manizales, se una a estas buenas prácticas o al uso de drones. ¡Por más conciencia colectiva en pro de los ecosistemas!