Los verbos ‘requerir’ y ‘necesitar’ son transitivos, razón por la cual no rigen preposición alguna para su complemento directo, salvo la preposición ‘a’ en los dos casos, muchas veces anotados en estas líneas, de ‘determinación’ y ‘personificación’. Es frecuentísimo el uso de la preposición ‘de’ para ese efecto, como en la siguiente muestra: “Requieren del permiso de los jefes de las organizaciones” (El Tiempo, Gustavo Duncan, 24/9/2025). “Requieren el permiso...”, sencillamente. La preposición ‘de’, en las oraciones con esos verbos, se justifica cuando introduce en ellas un complemento circunstancial de procedencia, como en los siguientes ejemplos: ‘El país requiere de sus empleados honradez y eficiencia’ y ‘los pobres necesitan del Estado protección y asistencia’, oraciones en las que los complementos directos respectivos son ‘honradez y eficiencia’ y ‘protección y asistencia’, y los circunstanciales de procedencia, respectivamente, ‘de sus empleados’ y ‘del Estado’. Los sujetos de esas oraciones son ‘el país’ y ‘los pobres’. Es la belleza de la gramática.
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El padre Jaime Pinzón Medina me envió la siguiente estrofa de ‘La Profecía del Tajo’, de Fray Luis de León: “Sacude, acorre, vuela, / traspassa el alta sierra, / ocupa el llano, / no perdones la espuela, / no des paz a la mano, / menea fulminando el hierro insano”. De acuerdo con la norma actual, porque ignoro si en la época de los clásicos era diferente*, aunque no recuerdo haber leído algo parecido ni en Cervantes ni en Lope de Vega ni en Calderón de la Barca, lo castizo es ‘traspassa** la alta sierra’. La norma que mencioné es la siguiente: en castellano, los sustantivos femeninos que empiecen por ‘a’ o ‘ha’ acentuadas (sílabas tónicas) llevan el artículo masculino –determinado o indeterminado–, por ejemplo, ‘agua’ (‘el agua’, ‘un agua’), ‘hambre’ (‘el hambre’, ‘un hambre’). Esta norma, sin embargo, no se aplica a los adjetivos. Por esto decimos ‘la alta costura’, ‘la ancha pradera’, ‘la hábil costurera’. Curiosamente, el adjetivo femenino, que tiene las mismas características de esos sustantivos, disuena con el artículo masculino, como en ‘el ancha pradera’ y ‘el hábil costurera’.
Notas: *O no había aún una regulación al respecto, como se aprecia en los dos frases siguientes de El Quijote: “Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta...”, “Diera él por dar una mano de coces al traidor de Galatea, el ama que tenía y aun a su sobrina de añadidura” (I, I): en la primera, corregida en algunas ediciones consultadas, no sigue la norma actual; en la segunda, sí.
**En el castellano antiguo, se empleaba la doble ‘ss’ entre vocales para distinguir con ellas el sonido sonoro de esa consonante de su sonido sordo como el de la ‘zeta’, por ejemplo, en el capítulo III de la Gramática de la lengua castellana (1492), don Antonio de Nebrija escribe ‘passado, passar’ y ‘presente’.
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Del columnista Jorge Alberto Gutiérrez: “...es el empoderamiento ciudadano el que ha impedido los estragos, arto posibles, de no haberse conjurado desde mucho antes de instalar la primera piedra” (LA PATRIA, 28/9/2025). Obviamente, “...harto posibles...”. Creo, sin embargo, que el error no pasa de ser un gazapo (una desatención), que el corrector automático no le señaló, porque tenemos el sustantivo ‘arto’ (‘cambronera’, arbusto). El adjetivo ‘harto’, que nosotros pronunciamos ‘jarto’, aspirando la hache, significa ‘hastiado’, cansado de hacer lo mismo o de recibir las mismas recriminaciones, los mismos malos tratos, etc. En plural quiere decir ‘demasiados, muchos’ (‘hartos problemas tiene’). En la frase glosada es un adverbio, que significa ‘muy’, también ‘bastante’. Palabras relacionadas, ‘hartar, hartazgo, hartura, hartera’. ¡Qué jartera!