El retiro de Nicolás de la Dirección y Gerencia de nuestro “periódico de casa”, pone en evidencia pública la importante y valiosa misión cumplida, por su formación profesional, por su condición personal y por todo lo alcanzado en modernización de comunicaciones y apertura cultural e ideológica.
No le faltó sindéresis al momento de marcar líneas editoriales, con apego a cualidades de preservar para la dignidad humana. Invitó a colaboradores para columnas en diversidad de opiniones, con sentido de respeto en las diferencias y fomento del cultivo de la coexistencia pacífica, con apego a las razones, a los argumentos, a los diálogos constructivos, en espacios favorables a encontrar convergencias, o acuerdos sobre lo fundamental.
El periódico, bajo su dirección, ha sido constante en mostrar los desarrollos y limitaciones en la Educación, en todos los niveles. Asimismo, ha sostenido solidaridad con actividades culturales de especial significado y de preservación de esfuerzos, con crecimiento de audiencias convocadas de manera frecuente a los ofrecimientos en música, teatro, danza, presentación de libros, encuentros de poesía, festividades regionales, foros para debate civilizado. Sin estar ajeno a los acontecimientos de la vida diaria en Manizales, Caldas, Colombia, el mundo.
Nicolás marcó una buena época en el periódico, por varias décadas, con fortaleza de sus derroteros para acentuar pasos de mejoramiento continuo, ante todo preservando la pluralidad, la vocación de fomento en el entendimiento y la modernización tecnológica.
He sido beneficiario del periódico, como columnista y por reconocimientos que con cierta frecuencia se me han dispensado. Hago parte de esa rara condición humana de mover la palabra en campos de la educación, el arte, la ciencia, el humanismo, con fomento de la calidad y el mayor cubrimiento en posibilidades para la población.
Mi gratitud con el “periódico de casa” tiene cimientos de antigüedad y preservo la actitud de seguir con voz propia en sus páginas, al servicio de los mejores intereses en la cultura y en la vida ciudadana.
Sumo mi voz a la de columnistas y colaboradores que han venido expresando reconocimiento y valoración a la personalidad de Nicolás Restrepo-Escobar, por su capacidad de gestión y por los inocultables logros alcanzados en sus valiosos desempeños.
Para Nicolás, su querida familia y sus compañeros de trabajo, ¡Gratitud Inmensa!, reconocimientos palmarios, con flores del Jardín Aleph en vuestro honor:
Con respeto y profundo afecto,
Carlos-Enrique Ruiz, con Livia y Flia.