De estudiante universitario Guillermo Páramo-Rocha (n. 1945) hizo parte de una avanzada juvenil que laboraba en los años sesenta (s. XX) como vendedor de libros en la muy famosa librería Buchholz de la avenida Jiménez en Bogotá, al lado de J.G. Cobo-Borda, R. Burgos-Cantor, R.H. Moreno-Durán y Nicolás Suescún, todos ellos de muy amplia notoriedad en las letras colombianas. Pero Guillermo Páramo fue más allá. Además de sociólogo y antropólogo, con estudios básicos en la Universidad Nacional de Colombia, llevó a cabo postgrados en los Estados Unidos y en Inglaterra, con intensas aplicaciones en los campos de la ciencia y el humanismo.
Se trata de una personalidad singular en el panorama académico e intelectual de Colombia, por su versatilidad en conocimientos de la ciencia, de las artes y de las humanidades. Docente e investigador de singular prestigio, ante todo en quienes han sido sus alumnos y que le calificaron por múltiples veces como “docente excepcional”. Conferenciante fácil, ameno y profundo. Su enorme capacidad de reflexión trasciende los textos tradicionales, con instrumentos de la historia, la filosofía, la etnología, la matemática, entre otras disciplinas que le son familiares.
En sus estudios e investigaciones se ha ocupado de los mitos, los ritos, los sistemas culturales de organización espacial y temporal, con análisis lógico-matemáticos; la filosofía del tiempo y del espacio, las lógicas modales y lógicas no clásicas; de etnociencia, etnobiología, historia de la ciencia, representaciones culturales de la muerte, historia de la hechicería y la brujería, etnología amazónica, cultura tucano, etnología melanésica,... Sabe de cine, de música, de literatura, de filosofía; de pintura y dibujo como ejercitante, influenciado por el ambiente de la familia de donde proviene: su abuelo Roberto Páramo, gran maestro de la pintura, fue docente durante 60 años de la Universidad Nacional. También es autoridad en temas de las ciencias naturales, como por ejemplo en el campo de la entomología. Desde niño ha estudiado los insectos, y tiene en su casa, en La Candelaria, una valiosa colección, recolectada, organizada y clasificada científicamente por él. Es miembro honorario de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de cuyo grupo de “ciencia teórica” ha hecho parte activa.
Cuando se desempeñó en el rectorado de la Universidad Nacional de Colombia lideró el proyecto de creación de sedes en las fronteras, bajo la concepción de abrir la Universidad a la nación, en clara referencia a los postulados fundacionales, en especial a los ejercidos por el más ilustre de sus antecesores, el maestro Gerardo Molina. Fue exaltado el pasado 11 de noviembre con la distinción del Ministro de Asuntos Exteriores. El embajador Takasugi Masahiro destacó la valiosa labor del dr. Páramo como promotor del idioma japonés y del intercambio cultural entre Japón y Colombia.
Pero, ante todo, se trata de un intelectual, en el sentido más riguroso del término, de la estirpe de Bertrand Russell, Albert Einstein, George Steiner, Isaiah Berlin,... que ha pensado y opinado sobre problemas cruciales de la cultura en sociedades como la nuestra, cuyos conflictos son de la vida diaria, marcado desde su nacimiento por eventos del dramatismo de Hiroshima y Nagasaki.