La consulta popular será movimiento. En las calles, en Internet, en la opinión pública. Tal vez de ahí salgan las reformas sociales que propone el Gobierno.
Tal vez solo más campaña, más videos para redes y, seguro, más desprestigio para la política.
Mientras tanto, la salud es solo espera.
Uno de los temas que busca reformarse con la movilización de la ciudadanía es el mismo que sigue en una fila larga, en una sala abarrotada, en la llamada que el conmutador no contesta.
Allí la ciudadanía, la misma que se moverá a favor o en contra, espera.
Aunque sabemos que la salud tendrá que pasar por este debate nacional, los gobiernos locales no pueden pasar de agache en la urgencia, y en la gestión de esa espera tienen una responsabilidad.
Según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2024 de Manizales Cómo Vamos (consultarla completa acá: https://shorturl.at/oQZvA), la satisfacción con el servicio de salud cayó del 82% en 2023 al 58% en 2024. Los más pesimistas fueron los estratos 1 y 2 y las personas entre 26 y 35 años.
Es una de las caídas más fuertes en percepción.
Un primer impulso de la Alcaldía de Manizales puede ser endosarle al Gobierno Nacional toda la situación.
Por las más de 100 EPS liquidadas desde 1993. Por las 10 intervenidas y cerradas en el Gobierno Duque.
Por las 7 que lleva el de Petro. Por las disputas sobre las UPC -los recursos que el Estado entrega a las EPS por cada afiliado-, en las que de un lado se denuncian presiones en el Ministerio de Salud para calcularlo por lo bajo (ver: https://shorturl.at/gQIup), mientras del otro las EPS son acusadas de inconsistencias en su gasto (ver: https://shorturl.at/aqYpl).
Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, sobre la propuesta de una salud centrada en el paciente, en Chile, se advierte que la “experiencia de espera” genera percepciones negativas y afecta el bienestar de las personas que aguardan por atención.
“Es necesario gestionarla adecuadamente, tanto en su duración como en su experiencia, para evitar sus efectos negativos” (ver: https://shorturl.at/VTPqm).
Ahí hay una oportunidad. El Gobierno local no puede estar mirando para otro lado solo porque algunos temas de la salud no pasen por él. La espera se puede gestionar.
Según el BID, políticas como atención psicosocial, información clara sobre trámites, buen trato y comunicación mejoran la percepción de los pacientes. Medidas que una administración municipal puede complementar mientras las discusiones nacionales avanzan.
En la Encuesta de Percepción 2024, el 64% de los manizaleños dijo tener buena salud física en 2024, 19 puntos menos que en 2023. La salud mental pasó del 93% al 76%.
La espera parece estar afectando la percepción.
Pero el contraste es que las instituciones de salud de la ciudad, como Assbasalud y el Hospital San Isidro, no levantan en ningún gobierno.
Se politizaron, al punto de que desde Assbasalud despachó Juan Carlos Martínez, el Hombre del Maletín del caso Las Marionetas. Se desfinanciaron por desidia.
Y esta semana, en el Concejo, se conoció que el Hospital San Isidro le debe a la sociedad Cooservigensa $3.800 millones por servicios de aseo, lavandería y alimentación.
En 2014 dejaron de pagarle sin explicación. Lo adeudado comenzó en $932 millones. Nadie ha respondido en más de diez años.
Hoy, con el tiempo, el mismo de la espera, la deuda creció cuatro veces.