‘Fuego a la cultura’ es el mensaje. De un lado, nos invita a que “todo arda”, para ver si barajamos y volvemos a repartir lo que entendemos como cultura en la ciudad. Del otro, menos rotundo, nos muestra que solo “calentando la conversa” podremos darle nuevos impulsos y formas a lo cultural.
El Congreso decidió el principio del fin de las corridas de toros; lo que puso en un jaque difícil a varios significados de nuestra Feria de Manizales. Fuera de eso, los actores locales continúan displicentes para financiar el Festival Internacional de Teatro y los gobiernos siguen sin ponerse al día con lo que le deben; así pende de un hilo un patrimonio inmaterial que podría ser la salida para cubrir varios vacíos culturales que nos afanan.
Mientras nos enterábamos de todo esto, la buena noticia de ‘Fuego a la cultura’ sucedía en las mismas semanas (ver: https://shorturl.at/7J6Se). Sus encuentros apuestan por hablar desde la pluralidad de actores, más allá de los contratistas de la cultura, y la diversidad de temas, más allá de cómo acceder a dinero público.
Pasan por ahí representantes de las artes tradicionales, pero también los gestores de las agendas comunitarias en las que lo cultural se enriquece en la movilización y educación popular. Pasan las organizaciones formales que cuentan con amplia relación con el Estado y los patrocinadores, pero también las expresiones cotidianas que se sostienen en redes alternas a lo público y a lo comercialmente “patrocinable”.
En el centro de esa mesa se planteó una pregunta que no es nueva, pero que no había tenido días tan oportunos para hacerse: ¿Qué entendemos por cultura? Allí, el profesor Eduardo Restrepo, de la Universidad Javeriana, provocó con la idea de que la cultura tiene muchas formas de entenderse, pero no debe olvidarse, primero, que se define por las prácticas que dan significado a lo común, a lo propio, más allá de mayorías o validaciones oficiales. Segundo, que cada que hablamos de la cultura queremos tratarla solo como una de estas varias definiciones, perdiendo lo complejo de la conversación.
Es posible que, entre el “feriocentrismo” de la Feria y el “conciertocentrismo” de la parranda popular, en Manizales haya calado la idea de que lo cultural se define por lo entretenido o lo turístico. En su última Encuesta de Percepción Ciudadana (ver: https://shorturl.at/Yeegt), Manizales Cómo Vamos logró preguntar sobre cuál significado de cultura identificaba a los manizaleños y manizaleñas. Se encontró que la mayoría ve la cultura como entretenimiento (35%) o como costumbres y tradiciones (31%).
En ‘Fuego a la cultura’ se resaltó que el Plan de Desarrollo de Manizales pudo haberse quedado en lo que allí llamaron “eventitis aguda”. En una de las declaraciones de sus convocantes, se afirma que las apuestas que quedaron consignadas “suenan a grandes atracciones de un folleto turístico”, que por eso mismo “podrían fácilmente transformar la rica cultura local en una mera caricatura”. Añaden: “corren el peligro de ser escenografías para turistas más que espacios vivos para la ciudadanía”.
Esto también tiene como contexto el final del Instituto de Cultura y Turismo. Un desenlace que parece claro como institución, pero todavía se ve en veremos como práctica financiera (ver: https://shorturl.at/rqMi4). Quedó separado en dos entidades, la Secretaría de Cultura y la Promotora de Eventos, a las que todavía cuesta diferenciarle sus funciones, quizás en esta dificultad de escindir o saber relacionar la cultura y el turismo.
Si insistimos en abordar la cultura desde los eventos, es urgente destacar que, según la misma encuesta de Manizales Cómo Vamos, quienes no participaron de ninguna actividad cultural dijeron que era por falta de tiempo (66% de los encuestados) o por falta de dinero (53%). Para sumar, quienes advirtieron estar más insatisfechos con la oferta cultural son los mayores de 55 años. 
¿Cómo articular las rutinas laborales o académicas con la oferta cultural? ¿Cómo armonizar la cultura con los tiempos de las tareas de cuidado dentro de las familias? ¿Cómo dialogar con quienes pagan por unas expresiones pero ansían baratas las otras? Finalmente, ¿qué entender por cultura en una ciudad que envejece, pero cuyos mayores son los más insatisfechos con lo cultural? Es posible que preguntas así nos pongan de vuelta en la cultura, antes que en sus eventos. Dejo ahí, solo por seguir “calentando la conversa”.